ALLENTOWN, Pensilvania, EE.UU. (AP) — Una fuga de monóxido de carbono en una guardería de Pensilvania envió al hospital a casi tres decenas de niños y cuatro adultos a primera hora del martes, pero ninguna de las intoxicaciones se consideró grave, informaron las autoridades.
Los equipos de emergencia acudieron a la guardería Happy Smiles en Allentown, Pensilvania, tras recibir informes de un niño inconsciente. El centro fue evacuado después de que se activaron los detectores de calidad del aire que usan los bomberos.
La fuga fue causada por un calefactor que funcionaba incorrectamente, a lo que se sumó un sistema de ventilación bloqueado, dijeron los investigadores. Señalaron que el inmueble no contaba con detectores de monóxido de carbono, que serán obligatorios en las instalaciones para cuidado infantil según una nueva ley estatal que aún no ha entrado en vigor por completo.
Las guarderías se encuentran en medio de un período de cumplimiento de 30 días para instalar los detectores. La propietaria de Happy Smiles, Jesenia Gautreaux, dijo que su negocio realizará los trabajos para corregir el problema.
Un miembro del personal llamó a Gautreaux a su casa para decirle que un niño se había desmayado, dijo ella al periódico The Morning Call de Allentown. La propietaria dijo que llegó a la guardería minutos después y que vio al niño en una ambulancia. Aunque el menor lucía enfermo, levantó su pulgar, añadió Gautreaux.
“Estaba un poco mareado y fuera de sí”, dijo la mujer al periódico. Agregó que otros niños lloraban mientras evacuaban el lugar. “Creo que estaban asustados y preocupados por sus amigos”, afirmó.
Los niños y adultos estaban siendo evaluados en hospitales y todos figuraban como estables, informaron las autoridades. Ocho empleados estaban en el inmueble cuando ocurrió la fuga, pero no estaba claro de momento cuántos niños había.
La guardería, que generalmente atiende a unos 40 niños por día, permanecerá cerrada mientras se realizan las reparaciones, informó Gautreaux, quien dijo esperar que reabra pronto.
La última inspección del centro por parte de las autoridades estatales se realizó a fines del año pasado y los registros del gobierno muestran que el único problema encontrado fue una puerta que permaneció cerrada cuando sonó la alarma contra incendios. Eso se reparó pronto y no se emitieron sanciones.