WASHINGTON (AP) — El Fondo Monetario Internacional ensombrece las perspectivas de la economía mundial para 2023, citando una larga lista de amenazas que incluyen la guerra de Rusia en Ucrania, las persistentes presiones inflacionarias, las tasas de interés y las consecuencias prolongadas de la pandemia de COVID-19.
La agencia crediticia de 190 países pronosticó el martes que la economía global lograría un crecimiento de apenas 2,7% el año próximo, por debajo del 2,9% que había calculado en julio. El FMI dejó sin cambios su pronóstico para el crecimiento internacional este año: un modesto 3,2%, que representa una desaceleración fuerte con respecto a la expansión del 6% del año pasado.
El pronóstico para 2023 no fue una sorpresa. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, al señalar el sombrío telón de fondo de las reuniones de otoño del FMI y el Banco Mundial de esta semana en Washington, advirtió que “están aumentando los riesgos de recesión” en todo el mundo y que la economía mundial se enfrenta a un “período de fragilidad histórica.″
En sus estimaciones más recientes, el FMI recortó su perspectiva de crecimiento en Estados Unidos a 1,6% este año, por debajo del pronóstico de julio de 2,3%. El organismo dijo que prevé un crecimiento de apenas el 1% en Estados Unidos el año próximo.
El Fondo prevé que la economía de China crecerá apenas un 3,2% este año, una caída drástica desde el 8,1% del año pasado. Beijing ha instituido una política draconiana de cero COVID y ha tomado medidas enérgicas contra los préstamos inmobiliarios excesivos, afectando la actividad comercial. Se pronostica que el crecimiento de China se acelerará a 4,4% el próximo año, todavía tibio para los estándares chinos.
En opinión del FMI, la economía colectiva de los 19 países europeos que comparten el euro, que se ha tambaleado debido a los precios de los combustibles abrumadoramente altos causados por la invasión rusa de Ucrania y las sanciones occidentales contra Moscú, crecerá apenas 0,5% en 2023.
La economía mundial ha sufrido sacudidas desde que la pandemia de COVID-19 comenzó a principios de 2020. Primero, la pandemia y los encierros que generó paralizaron la economía mundial a mediados de 2020. Luego, grandes infusiones de gasto público y tasas de endeudamiento ultrabajas diseñadas por los bancos centrales impulsaron una recuperación inesperadamente fuerte y rápida tras la recesión de la pandemia.