En 2019, fue la primera iraní en disputar un combate de boxeo oficial: exiliada en Francia, Sadaf Kadhem pide nuevas formas de contestación en su país, ya que teme violencia en la represión de las manifestaciones.
"Manifestarse en la calle, no es la solución", declara a la AFP Sadaf Khadem, cuando Irán está sacudida desde mediados de septiembre por una ola de manifestaciones.
El movimiento comenzó tras la muerte y detención de Mahsa Amini, arrestada por no haber respetado el estricto código de vestir femenino de la República Islámica.
Juzgando inconsiderados los "ánimos a manifestarse" por parte de la diáspora iraní, protegida en el extranjero, Sadaf Khadem teme por la vida de sus compatriotas "solos" frente a la represión sangrienta del gobierno, "más fuerte" que la calle.
Según la ONG Iran Human Rights (IHR), instalada en Oslo, al menos 92 manifestantes murieron en Irán desde el inicio de las protestas.
Pidiendo "la ayuda estratégica de otros países", pero preocupándose por una potencial injerencia, esta mujer de 27 años defiende una "revolución numérica", "con la ayuda de hackers" para preservar las vidas humanas.
Esta exprofesora de gimnasia se vio enfrentada varias veces a la policía de la moral en su país. Pero fue combatiendo con la cabeza, los brazos y las piernas al descubierto, cuando la ley de su país impone también a sus deportistas llevar el hijab, incluso en el extranjero, que puso también su vida en peligro.
Temiendo por su vida si regresaba a su país tras su primer combate oficial, se instaló después en Royan, en Francia, donde había realizado esa pelea en 2019, la primera de una iraní desde la revolución islámica en 1979.
- Volver a partir de cero -
Lejos de su vida de "princesa" en el seno de la burguesía de Teherán, la joven tuvo que volver a empezar de cero, aprendiendo el francés, que domina en la actualidad. Se ha dedicado a la horticultura antes de iniciar estudios de comercio, compartiendo su tiempo con el sector de la construcción y se ha reinventado también como diseñadora de moda, lanzando su marca de ropa.
"No puedo decir que hoy el boxeo es toda mi vida. Trabajo, estudio y después está el boxeo", afirma.
Pero sin colgar los guantes. Ayudada por Franck Weus, su "papá" adoptivo y presidente del club de boxeo local, y el hijo de éste, Franck, encadena tres noches por semana los entrenamientos, además de sesiones de preparación física y de natación.
"No es fácil vivir sola aquí, pero ha superado todo con su coraje y su voluntad. Es valiente y ambiciosa", la describe el presidente del club.
Todavía hoy en día, el boxeo sigue siendo una "adicción". "Es una motivación para avanzar en la vida. Estoy más concentrada, más serena. Si no hago boxeo, no puedo respirar", asegura.
- "Boxear para los otros" -
Convertida en un "símbolo" en su país por la mediatización de su combate, asegura que quiere continuar "boxeando también para los otros" ya que ahora su pasado como pionera le confiere "una responsabilidad".
Con 18 combates en su palmarés (14 victorias, 3 derrotas y un nulo), ambiciona participar en el Campeonato de Francia y sueña con los Juegos Olímpicos de París dentro de dos años "en la selección de Francia", "y no en el equipo deportistas refugiados".
El objetivo se anuncia de todas maneras arduo para ella, que era casi debutante hace solo tres años. "Lo espero por ella pero no será francesa a tiempo. El año 2024 está a la vuelta de la esquina. Hay también una cuestión de nivel", juzga su mentor, de origen iraní, Mahyar Monshipour, seis veces campeón del mundo de los supergallos de la AMB entre 2003 y 2006.
"Necesito más experiencia, ya que un año de Covid ha reducido mucho mis chances", concede Sadaf Khadem. "Creo en mí, pero no siempre es suficiente", añade.
Su próximo combate está previsto a finales de octubre en categoría de los 70 kilos.
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