MIAMI (AP) — El desempeño económico de los países de América Latina ha mejorado en 2022 y ha regresado a los niveles previos a la pandemia de coronavirus, pero no por mucho tiempo. El crecimiento regional se desacelerará y caerá casi la mitad en 2023, de acuerdo con nuevas previsiones dadas a conocer el martes por el Banco Mundial.
En un su informe “Nuevos enfoques para cerrar la brecha fiscal”, el BM prevé que "los vientos favorables se conviertan en vientos en contra” y que el crecimiento de 3% pronosticado para 2022 retroceda a 1,6% el próximo año.
Se trata de niveles similares a los de la década de 2010, cuando la economía creció a un promedio de 2,2% anual.
“La mayoría de países van a caer, va a tener una caída en sus tasas de crecimiento”, expresó en entrevista con The Associated Press William Maloney, economista en jefe del BM para América Latina. "Hasta ahora no estamos hablando de recesión en la mayoría de países, pero vamos más lentos”.
Entre los principales factores que desacelerarían el desempeño económico el año próximo, aparecen un posible descenso de los precios de las materias primas, el impacto del aumento de las tasas de interés en Estados Unidos para contener la inflación, el debilitamiento de las economías de los países más desarrollados y la persistente recesión en China por los confinamientos del COVID-19, que reducirá las exportaciones.
Entre los países con menores previsiones de crecimiento para 2023 aparecen Chile, con una caída de 0,5%, por debajo del 1,8% proyectado para 2022; Brasil, con 0,8% desde el 2,5% de este año; Colombia, con una pronunciada caída al 2,1% en comparación con el 7,1% de 2022 y México, con el 1,5% el año próximo y un 1,8% este año.
República Dominicana permanecerá ambos años con un 5% de crecimiento, mientras que Panamá caerá del 6,2% previsto para 2022 al 5% en 2023.
De acuerdo con el BM, en la mayoría de los países de la región, el Producto Interno Bruto (PIB) y el nivel de empleo recuperaron en 2022 los niveles de 2019, aunque con tasas de crecimiento mediocres.
“La tasa de crecimiento de 2,5% no es suficiente para bajar la pobreza ni aliviar las tensiones sociales y para realizar nuestro potencial como región", expresó Maloney en entrevista telefónica desde la sede del banco, en Washington. “Tenemos que mirar esas líneas estructurales de largo plazo” en lugar de enfocarnos en los problemas cotidianos del corto plazo, explicó.
La cifras reveladas por el BM representan una revisión de las que había ofrecido en junio, cuando pronosticó que 2022 cerraría con un crecimiento regional de 2,5% y de 1,9% para 2023.
En 2021, el año posterior al inicio de la pandemia, el repunte económico fue del 6,7%.
Aunque el empleo se recuperó a niveles pre-pandemia, las escuelas reabrieron y en la mayoría de los países hubo una elevada tasa de vacunación contra el COVID-19, las secuelas de la crisis persisten y tienen que ser atendidas, según el BM.
“Además de poner en marcha las reformas e inversiones necesarias para acelerar el crecimiento, los gobiernos deben encarar los costos estructurales”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe al dar a conocer el informe. Entre esos costos mencionó la educación para recuperar la escolarización perdida durante la pandemia; las vacunas no suministradas y el impacto de la inseguridad alimentaria.
Entre las recomendaciones del organismo aparecen un análisis cuidadoso del gasto público y de la política tributaria que incluye una mejora en la eficiencia del gasto.