La capital de Burkina Faso volvía a la calma el lunes después de que el depuesto líder militar Paul-Henri Sandaogo Damiba huyera a Togo, luego que el país africano sufriera el segundo golpe de Estado en lo que va de año.
En la capital Uagadugú reinaba la calma tras dos días de tensión entre el depuesto teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba y el capitan Ibrahim Traore que encabezó el alzamiento para derrocarlo.
La convulsión implicó también violentas protestas contra la embajada francesa y contra un centro cultural por rumores de que Damiba estaba en una base militar francesa y que sólo cesaron cuando el militar aceptó dimitir el domingo.
Damiba se refugió en Togo, confirmó el gobierno de este país, que afirmó que aceptó recibirlo para apoyar "la paz en esta subregión".
Burkina Faso sufre desde hace siete años una ofensiva de grupos yihadistas que ha provocado miles de muertos y ha obligados a dos millones de personas a huir de sus hogares, dejando más de un tercio del país fuera del control del gobierno.
El descontento en las fuerzas armadas gestó el golpe encabezado por Damiba contra el presidente electo, Roch Marc Christian Kabore, el 24 de enero.
Al asumir el mando del país de forma transitoria, Damiba prometió poner la seguridad como su principal prioridad, pero tras un breve periodo de tregua, los ataques se intensificaron provocando cientos de muertos.
Entonces, Traore emergió el viernes como representante de una facción de jóvenes oficiales descontentos que proclamó que Damiba había sido depuesto por su fracaso en sofocar la insurgencia.
- Promesas de una transición -
Damiba exigió "siete condiciones" para dimitir, incluyendo garantías de seguridad para él y sus aliados y que se respete la promesa hecha a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) de volver a un gobierno civil en un plazo marcado de dos años.
En una entrevista a la emisora francesa RFI el lunes, Traore prometió que se mantendrá el calendario para un retorno a un gobierno de civiles para julio de 2024 y afirmó que esto podría ocurrir incluso antes.
El golpe en Burkina Faso coincidió con un aumento de sentimiento contra el antiguo poder colonial que representa Francia, que es un aliado en la lucha contra la ofensiva de los yihadistas.
Varios oficiales del bando de Traore acusaron a Damiba de haberse refugiado en una base francesa en las afueras de Uagadugú para gestar una "contraofensiva", algo que Francia negó.
Esto atizó una manifestación contra la embajada de Francia que tuvo que ser dispersada utilizando gases lacrimógenos y el Instituto Francés de Cultura también fue atacado.
El ministerio de Relaciones Exteriores de Francia atribuyó los ataques contra sus sedes a "manifestantes hostiles manipulados por una campaña de desinformación".
El lunes Traore condenó los ataques calificándolos como "actos de violencia y vandalismo" y llamó a la "calma y a la contención".
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