Texas: Presunto agresor fue alcaide de centro de detención

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AUSTIN, Texas, EE.UU. (AP) — Uno de dos hermanos de Texas que según las autoridades dispararon contra varios migrantes que tomaban agua cerca de la frontera con México fue alcaide de un centro de detención con un historial de denuncias de abusos.

El ataque a tiros tuvo lugar el martes en una zona rural del condado Hudspeth, a unos 145 kilómetros (90 millas) de El Paso, según documentos presentados el jueves ante una corte.

Un hombre murió y una mujer fue llevada a un hospital en El Paso, donde se recuperaba de una herida de bala en el abdomen, según el Departamento de Seguridad Pública de Texas.

Las víctimas formaban parte de un grupo de migrantes que estaban de pie en una carretera y bebían agua de un embalse cuando una camioneta con dos hombres se detuvo a su lado, indicó el departamento.

Según los documentos judiciales, los migrantes se habían escondido cuando la camioneta pasó por primera vez, pero el vehículo se orilló y se echó en reversa.

El conductor descendió del vehículo y disparó dos veces contra los migrantes.

Testigos del grupo dijeron a agentes federales que poco antes de que les dispararan, escucharon que uno de los dos hombres en el vehículo les insultó y revolucionó el motor, según los documentos judiciales.

Las autoridades encontraron la camioneta tras revisar las imágenes de cámaras de vigilancia y ver que coincidía con la descripción que habían proporcionado las víctimas, de acuerdo con los escritos.

Michael Sheppard y Mark Sheppard, ambos de 60 años, fueron acusados de homicidio en segundo grado, de acuerdo con los documentos. Los expedientes de la corte no mencionaban aún a los abogados de los acusados. Tampoco fue posible contactar a personas allegadas a ellos o de sus representantes. También resultaron infructuosos los intentos para entablar comunicación con los acusados desde su arresto a fin de que hicieran declaraciones sobre lo sucedido.

Los expedientes muestran que Michael Sheppard fue alcaide del Centro de Detención del Oeste de Texas, de propiedad privada y en el que se recluía a migrantes detenidos.

Un portavoz del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) dijo a The Associated Press que la instalación no había recluido a ningún detenido de la agencia desde octubre de 2019 tras la apertura de un centro de detención más grande en las cercanías.

Scott Sutterfield, portavoz de la firma LaSalle Corrections, que administra la instalación, respondió a un correo electrónico en el que la AP preguntó si Sheppard había sido despedido como alcaide. Sutterfield dijo que el alcaide fue despedido “debido a un incidente fuera de servicio y ajeno a su empleo”.

Sutterfield declinó hacer más declaraciones porque, dijo, hay una “investigación penal en marcha”.

Un informe de 2018 correspondiente a los centros de legislación migratoria de la Universidad de Texas y la Universidad de Texas A&M y el grupo defensor de inmigrantes RAICES incluía numerosas denuncias de maltratos físicos y verbales contra migrantes africanos en la instalación.

Según el documento, el alcaide “estuvo implicado en tres de las denuncias de detenidos sobre amenazas verbales, así como en incidentes de agresión física”. El alcaide mencionado en el informe no fue identificado.

Sin embargo, el legislador demócrata de Texas Lloyd Doggett dijo el sábado en una conferencia de prensa que Sheppard era efectivamente el alcaide de la instalación cuando se presentaron las denuncias y fue publicado el informe.

Según la información facilitada por la oficina de Dogget, la página web de Corrections LaSalle, con sede en Luisiana, presentaba a Sheppard como uno de sus empleados en el oeste de Texas desde 2015.

“La deshumanización, la degradación de las personas que buscan refugio en este país, muchas de las cuales no son blancas, es lo que contribuyó a la violencia que vemos aquí”, afirmó Doggett.

En uno de los relatos incluidos en el informe, un migrante dijo a abogados que el alcaide lo golpeó en la cara en la enfermería y cuando acudió al personal médico le dijeron que “no habían visto nada”.

“Después me pusieron en confinamiento solitario, donde se me obligó a permanecer boca abajo en el piso con las manos esposadas a la espalda mientras el alcaide me pateaba repetidamente en las costillas”, dijo un migrante identificado como Dalmar en el informe.

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Los periodistas de The Associated Press, Elliot Spagat y Paul Weber, contribuyeron a este despacho.

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