SAN JUAN (AP) — Evaluaciones preliminares muestran que el huracán Fiona dañó el 50% de las líneas de transmisión y de los alimentadores de distribución de Puerto Rico, donde cientos de miles de personas siguen sin electricidad ni agua casi dos semanas después de la tormenta, dijeron funcionarios el jueves.
El anuncio fue efectuado luego de que una central generadora de energía quedó fuera de la red y comenzó a arrojar una espesa columna de humo negro, el revés más reciente en los intentos por estabilizar la red eléctrica de la isla.
El gobernador Pedro Pierluisi indicó que las cuadrillas estaban trabajando con rapidez para restaurar los servicios esenciales, pero se dijo insatisfecho de que más de 270.000 de 1,47 millones de usuarios estuvieran sin luz y más de 100.000 de 1,2 millones de clientes no contaran con agua.
La situación ha hecho enojar a muchas personas ya de por sí afectadas por las interrupciones en el suministro de energía atribuidas al huracán María, una tormenta de categoría 4 que destruyó la red eléctrica de la isla en septiembre de 2017. El huracán Fiona azotó la región suroccidental de Puerto Rico con categoría 1 el 18 de septiembre.
“Vivimos en un estado de eterna fragilidad”, dijo la representante puertorriqueña Mariana Nogales.
Luma, una compañía privada encargada de la transmisión y distribución de electricidad en Puerto Rico, se ha comprometido a que para el viernes el suministro haya sido restaurado al 90% de los clientes en las zonas que no resultaron gravemente dañadas por la tormenta. En las áreas más afectadas, las autoridades han dicho que podrían restaurar la energía al 90% de los usuarios para el próximo jueves.
“Les he estado exigiendo más”, señaló Pierluisi.
Las autoridades no han precisado cuándo se restablecerá la energía en toda la isla.
Debido a la falta de electricidad, los suministros de diésel han disminuido. Ante ello, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, anunció el miércoles en la noche que suspendería temporalmente una ley federal con el fin de permitir que un barco de British Petroleum atraque en Puerto Rico para descargar 300.000 barriles de diésel.
Ante la falta de energía, numerosos negocios, incluidas tiendas de comestibles y gasolineras, cerraron temporalmente, y cientos de escuelas continúan sin impartir clases. Además, 16 clínicas gubernamentales y siete centros de diálisis continúan funcionando con generadores.
En un informe de políticas difundido el jueves, el Centro para una Nueva Economía —un organismo de investigación con sede en Puerto Rico— señaló que la isla ya era extremadamente vulnerable antes de Fiona porque sólo el 30% de los trabajos permanentes de reconstrucción relacionados con el huracán María de 2017 habían sido iniciados.
“Básicamente no se había hecho nada para fortalecer la red eléctrica y otra infraestructura crucial ni para incrementar su resistencia”, señaló el centro. “El daño causado por el huracán Fiona sin duda suma otra capa de complejidad a lo que ya era un empeño difícil y complicado”.