Tres años después, la nueva Copa Davis sigue sin convencer

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Tres años después de su lanzamiento, la Copa Davis versión Kosmos sufre todavía para convencer: en ausencia de la mayoría de los grandes nombres del circuito, el público escaso en las tribunas y un ambiente sombrío en las cuatro ciudades donde debería terminar el domingo la fase de grupos.

El formato centenario de la célebre competición por equipos nacionales se pasó por alto en 2019 después de la compra de sus derechos de organización por la sociedad Kosmos, sostenida principalmente por el futbolista del FC Barcelona Gerard Piqué.

Se acabaron las cuatro rondas desde febrero a diciembre, se acabaron los partidos a cinco sets, se acabaron también los duelos nación contra nación en casa de uno de los adversarios, elementos que eran garantía de un ambiente a menudo ardiente, la famosa atmósfera "de Copa Davis".

La nueva fórmula, mucho más complicada que la histórica, ya ha sufrido una modificación desde su concepción y este año, estrena los cambios: una primera ronda eliminatoria, una fase de grupos en cuatro ciudades y la fase final en una sola sede, este año en España (del 22 al 27 de noviembre) en el formato de cuartos, semifinales y final.

El objetivo era el de volver a ganarse el interés de los medios de comunicación y de los aficionados, menguante desde hace mucho tiempo debido a la falta de implicación de los mejores tenistas del mundo, disuadidos, en teoría, por el sobreestiramiento de la competición a lo largo de un periodo muy largo. Pero hay que constatar que la organización ha fallado en su objetivo.

- Público escaso -

Muchos de los grandes nombres estuvieron ausentes esta semana por lesión (Rafael Nadal), por escaso tiempo de recuperación (Alexander Zverev) o por otras razones (Novak Djokovic, Nick Kyrgios, Marin Cilic...).

Repartida ahora en cuatro grupos y en cuatro ciudades (Glasgow, Bolonia, Valencia, Hamburgo), la fase de grupos que reunía a 16 equipos en lugar de los 18 de 2021 se desarrolla en un relativo silencio mediático al que no ha ayudado la retirada de Roger Federer, anunciada el jueves.

Tampoco ha atraído a las masas, como se pudo ver y oír en el primer partido que enfrentó a Australia y Bélgica, disputado con un ambiente sombrío en Hamburgo. Incluso el partido entre Alemania y Francia el miércoles, las tribunas estaban lejos de estar llenas, habiendo comprado apenas unos miles de personas las entradas a precio elevado (más de 60 euros).

- "Impactado" por precio de  entradas -

"Me impactó ver el precio de las entradas", declaró el alemán Jan-Lennard Struff después de su victoria contra el francés Benjamin Bonzi el miércoles. "Era absolutamente entendible que pocos fans hayan venido porque es simplemente muy caro. Es una vergüenza", añadió.

El hecho de disputar los partidos entre semana, en horarios tardíos también ha jugado en su contra: en Glasgow, los espectadores tuvieron que abandonar las tribunas antes del final del partido de dobles decisivo de los británicos contra los estadounidenses el martes, partido que terminó alrededor de la una de la mañana local.

En el plano deportivo, los jugadores no han escatimado en méritos, ofreciendo en ocasiones duelos de alto nivel. El canadiense Félix Augier-Aliassime dio la sorpresa al derrotar al nuevo N.1 mundial Carlos Alcaraz, recién ganador del US Open, lo que permitió a Canadá dominar a España en Valencia después de un partido de dobles decisivo. Otros partidos alimentaron el suspense hasta el final de los dobles: Francia-Alemania, Países Bajos - Gran Bretaña...

El paso de la fase de grupos de cuatro equipos a tres tiene una ventaja: el fin de los cálculos del año pasado para determinar los dos mejores segundos entre los seis grupos. Pero el formato conlleva todavía a incoherencias, como los partidos sin nada en juego disputados una vez los equipos ya están eliminados (Bélgica - Francia el sábado, Gran Bretaña - Kazajistán el domingo), o el calendario desigual, con algunos equipos que se benefician de un día de descanso extra antes de partidos cruciales.

Un defecto que no existirá durante la fase final en Málaga, donde se cuenta con que el público español pueda dar prestigio a este monumento del deporte en decadencia.

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