William Ruto prometió el martes "trabajar junto a todos los kenianos" durante su investidura como presidente, tras semanas de controversias después de una elección reñida pero pacífica en este país de África del este.
Con una mano sobre la Constitución y la otra sosteniendo una Biblia, el nuevo jefe del Estado, de 55 años, prestó juramento en el estadio Kasarani de Nairobi.
"Trabajaré junto a todos los kenianos, sin importar por quien hayan votado", dijo en su primer discurso como presidente.
"Demostramos en este proceso la madurez de nuestra democracia, la solidez de nuestras instituciones y la resistencia del pueblo keniano", añadió Ruto, que fue aclamado por un estruendo de vítores y vuvuzelas de sus partidarios vestidos de amarillo, el color de su partido.
Una veintena de presidentes y jefes de gobiernos -entre ellos los de Etiopía, Uganda, Somalia, Tanzania, la República Democrática del Congo, Chad y Zimbabue- estaban presentes entre los 60.000 espectadores, reunidos en el estadio más grande de la capital keniana.
Ruto, un ambicioso político que fue vicepresidente desde 2013, se enfrenta a la complicada tarea de dirigir un país polarizado en medio de una crisis por el coste de vida y por una implacable sequía.
Las elecciones del 9 de agosto, en las que se impuso a su rival Raila Odinga, fueron vigiladas de cerca por la comunidad internacional, que confía en Kenia como socio democrático estable en esta turbulenta región.
Aliados extranjeros y observadores independientes alabaron el proceso de votación, pacífico y exento de la violenta que salpicó elecciones pasadas en este país de 50 millones de habitantes.
Ruto ganó por sólo 200.000 votos entre los 14 millones emitidos. Su rival Odinga denunció fraude electoral, pero la Corte Suprema del país confirmó la victoria el 5 de septiembre.
- "Mano de fraternidad" -
El presidente saliente Uhuru Kenyatta, que sorprendió al respaldar a su antiguo rival Odinga en vez de a su número dos en el gobierno, prometió una transición de poderes tranquila.
El lunes, Kenyatta estrechó la mano de Ruto en un encuentro en la residencia presidencial después de semanas sin felicitarlo públicamente por su victoria.
Ruto empleó también un tono conciliador, tendiendo "una mano fraterna" a sus rivales y sus seguidores. "No somos enemigos, somos kenianos", dijo Ruto tras la decisión de la Corte Suprema.
Pero los observadores consideran que será difícil reconstruir la voluntad de entendimiento tras más de un año de polarización con la campaña electoral, repleta de acritud y ataques personales.
Muchos ciudadanos optaron por no acudir a las urnas, una abstención que se atribuye a las dificultades económicas y el desencanto, especialmente entre los jóvenes.
Kenia sufre además la sequía más grave en una generación y una inflación en su nivel máximo en cinco años.
Ruto dijo el domingo que Kenia está "en un profundo agujero económico" y repitió su promesa de combatir el alza de precios.
De origen humilde, el multimillonario se presentó como un defensor de los pobres durante su campaña.
Entre sus ambiciosas promesas figuran la generación de puestos de trabajos, la creación de un fondo de ayuda para pequeñas empresas de 415 millones de dólares y el abaratamiento del combustible, los cereales y los fertilizantes.
La investidura de Ruto pone fin a casi una década de poder de Kenyatta, elegido presidente en 2013 y reelegido en 2017. También inaugurará uno de los pocos periodos en que su poderosa familia no ha estado en la cumbre de la política del país.
El presidente saliente, hijo del primer mandatario de Kenia, Jomo Kenyatta, recibirá un generoso pago no imponible de 324.000 dólares, un salario anual de 600.000 dólares y un suplemento mensual de 10.000 dólares.
Kenyatta también dispondrá de oficinas, decenas de asistentes, seguridad y coches nuevos de su elección renovados cada tres años.
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