Vedran es abiertamente gay, pero nunca consideró útil participar en el Orgullo anual en Belgrado. Pero todo cambió cuando el gobierno serbio anuló el Europride previsto en la capital.
El presidente Aleksandar Vucic había exigido a finales de septiembre la prohibición de este evento paneuropeo que debía celebrarse el sábado, lo que reavivó la ira de la comunidad LGTBQ del país de los Balcanes, donde el matrimonio gay no es legal y la homofobia está profundamente arraigada.
Esto fortaleció aún más la determinación de los activistas de la comunidad LGTBQ.
"Sin duda nos reuniremos y marcharemos según lo planeado", dijo Goran Miletic, uno de los organizadores del Orgullo de Belgrado.
Vedran, que hasta ahora consideraba que las Prides no eran más que "fiestas callejeras" sin importancia política, piensa que la manifestación recupera su sentido de lucha social.
"Por primera vez en mi vida, quiero defender mi libertad en la calle porque no tengo ninguna otra arma", afirma a la AFP el responsable de marketing de 28 años, que no desea ser identificado por su apellido.
"Necesitamos una manifestación porque necesitamos un cambio", añade.
Desde hace semanas, las tensiones aumentan en Serbia, donde grupos de extrema derecha, bandas de motociclistas y sacerdotes ortodoxos han organizado ya varias marchas anti-Pride en Belgrado, atrayendo a miles de personas.
"El Pride es una de las últimas maniobras de los globalistas. Es una sodomización de Serbia y un golpe a la Iglesia Ortodoxa Serbia, nuestra gente y nuestras tradiciones", declaró Dejan Djuric en una marcha anti pride el domingo en Belgrado.
Alegando razones de seguridad, el ministerio del Interior prohibió oficialmente el desfile al igual que una contra manifestación prevista el mismo día.
"Conflictos sin sentido en las calles de Belgrado pondrían en peligro la seguridad de los participantes en la marcha, así como la de los demás ciudadanos", según el ministro del Interior, Aleksandar Vulin.
- O somos todos libres o nadie lo es -
Sobre el papel, Serbia ha avanzado en el combate a la homofobia las últimas dos décadas, tras el llamado "Desfile Sangriento" de 2001, cuando grupos de extrema derecha atacaron el primer evento Pride de Belgrado.
Desde entonces, Serbia ha adoptado numerosas leyes contra la discriminación y celebró ocho marchas anuales de orgullo sin mayores incidentes. La primera ministra del país, Ana Brnabic es abiertamente homosexual.
Pero bajo la superficie, la homofobia continúa rampante.
Casi 60% de los pobladores LGTBQ dicen haber sufrido abuso físico o emocional en el país, según un estudio de 2020.
La poderosa Iglesia Ortodoxa Serbia, de gran influencia en la opinión pública, apoya firmemente la prohibición del EuroPride.
"La palabra familia es clara. Nos dice que un hombre y una mujer, movidos por el amor y el deseo de ser uno solo, entran en la comunidad para formar una familia", declaró el patriarca serbio Porfirio ante miles de manifestantes anti Pride el domingo en Belgrado.
Pese a nombrar una primera ministra lesbiana, el presidente Vucic prometió no ratificar ninguna ley que abra el camino al reconocimiento del matrimonio igualitario.
A fines de agosto, Vucic había pedido cancelar el EuroPride de Belgrado por una serie de temas como los recientes disturbios en Kosovo y preocupaciones con el suministro de alimentos y energía. En la misma conferencia de prensa, confirmó que Brnabic continuaría como primera ministra.
Pero la decisión de anular el desfile galvanizó incluso a heterosexuales, que expresan su apoyo al Europride en las redes sociales.
Nemanja Babic, residente de Belgrado de 42 años, desfilará con su mujer y su bebé de cuatro meses en su cochecito.
Reconoce tener algunas preocupaciones en cuanto a la seguridad, pero quiere estar presente pues tiene amigos "que se aman pero no pueden convertirse legalmente en una familia".
"La libertad sólo puede ser universal. O todos somos libres o nadie lo es", resume.
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