Un hotel en Belén da visibilidad a los palestinos discapacitados

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Al pie de la basílica de la Natividad de Belén, sitio del nacimiento de Cristo según la tradición cristiana, Mahera Nassar Ghareeb se impuso una misión: dar visibilidad a los palestinos con discapacidad al permitirles trabajar en un nuevo hotel.

Después de dos años de pandemia que golpearon el turismo local, los visitantes extranjeros volvieron a las callejuelas de piedra de Belén, una ciudad palestina en Cisjordania ocupada a menos de 10 km de Jerusalén.

El "Walled Off", un hotel diseñado por el artista británico Bansky, lo que atrae parte de sus turistas, ofrece "la peor vista del mundo" en el grueso muro de hormigón rayado que separa Cisjordania de Israel.

Al mismo tiempo, el nuevo establecimiento de Ghareeb ofrece a los palestinos discapacitados salir de la "invisibilidad".

Algunas familias palestinas consideran "un lastre" tener un pariente discapacitado porque "o están encerrados en casa o están en la calle, sin hacer nada y sin que nadie los cuide", señaló Ghareeb, directora de la organización Maan lil-Hayat (Juntos por la Vida, en árabe), que ayuda a unas 40 personas.

"Poco a poco hemos podido cambiar los prejuicios, no solo de la población sino de todo el mundo porque recibimos en Belén a visitantes de todas partes", destacó la responsable de la ONG, integrante de la red L'Arche, fundada por Jean Vanier.

Maan lil-Hayat restauró los últimos meses una casa de fines del siglo XIX con sus baldosas de cerámica multicolor en el suelo y sus antiguas paredes de piedra, para convertirlo en un bonito hotel que acaba de abrir sus puertas.

Los empleados con autismo, síndrome de Down y otras discapacidades hacen de todo, desde lavar ropa hasta servir el desayuno.

"Yo crecí con Maan", dice Mariam Kansan, una de las trabajadoras, en referencia a las amistades con otros miembros de la organización desde la adolescencia.

Además de hacer las camas en las habitaciones con vistas a las colinas del sur de Belén, Mariam, de 27 años, sirve la mesa a visitantes como Veronique Gandon y Herve Tisserand, dos franceses sexagenarios.

- Cambio de percepción -

El hotel de Maan lil-Hayat es "francamente extraordinario", sostuvo Tisserand, fascinado por la arquitectura del sitio, con sus antiguos frescos de gatos y ángeles.

El establecimiento se basa en "una buena idea porque permitirá a la asociación aumentar sus ingresos (...) y darse a conocer", agregó Gandon.

La organización recibe algunas donaciones y se financia con la venta de productos tejidos con lana de oveja de pastores palestinos. Con el hotel, quiere consolidar sus fuentes de ingresos.

"Nosotros no tenenos un verdadero Estado, no tenemos donadores estables, no contamos con más que nosotros mismos desde que comenzamos" en 2009, explicó Ghareeb.

Cisjordania está bajo ocupación israelí desde 1967. Ciudades como Belén están bajo administración de la Autoridad Palestina de Mahmud Abas, cuyas finanzas son "muy precarias", según el Banco Mundial.

Sin financiamiento de la Autoridad Palestina para renovar el hotel, Maan lil-Hayat acudió a la Fundación Asistencia Internacional, con sede en Suiza, y buscó ayuda de Albergo Etico, una organización italiana que administra varios hoteles con empleados discapacitados, para entrenar a su personal.

"El objetivo de nuestro modelo de formación hotelera es hacerlos autónomos (...) guiarlos a su independencia", explicó Antonio De Benedetto, fundador de Albergo Etico, que recibirá este año a miembros de Maan lil-Hayat.

Quiere poner a familias palestinas en contacto con familias italianas que podrían, en su opinión, "servir de antídoto contra el miedo" de las familias de Belén que desconfían de hacer que las personas discapacitadas sean más visibles y aceptadas socialmente.

Para Ghareeb, de eso se trata. "Nosotros no solo queremos ofrecer oportunidades a las personas discapacitadas. Queremos cambiar la realidad, cambiar la sociedad".

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