PARÍS (AP) — Violando las reglas al fumar su cigarrillo en un baño en el aeropuerto en París, el soldado fugitivo rompe su pasaporte ruso en dos y lo lanza al inodoro, junto con su documento de identificación militar.
Es el último acto de desafío de Pavel Filatiev antes de dar la espalda a su país para siempre.
Filatiev acusa a los líderes de las fuerzas armadas rusas de traicionar a sus tropas con incompetencia y corrupción, y describe lo que vio en su libro en la internet “Zoov” — las tres letras inscritas en muchos camiones militares y tanques rusos que significa “llamado”, como en un llamado a las armas.
El exsoldado de 34 años dice que tenía dudas incluso antes de que su unidad del ejército participase en la invasión a Ucrania y ayudase a capturar Jersón en los primeros días de la guerra.
Hijo de un soldado, sirvió en Chechenia cuando apenas había salido de la adolescencia. Sabía que no se suponía que su equipo estuviese oxidado y que su uniforme no le protegería del frío invernal.
Filatiev dijo que ni él ni los otros soldados en su unidad tenían idea alguna de que serían parte de una invasión cuando se les ordenó abordar camiones con las luces apagadas. Pero se dieron cuenta muy pronto.
Luego de semanas de combates, Filatiev fue evacuado a mediados de abril con una herida que casi le costó un ojo y le dejó con dolores insoportables en la espalda y una pierna. Pasó sus últimas semanas en el campo de batalla prometiéndose que si sobrevivía la próxima andanada artillera diría la verdad, sin importar el costo personal.
Durante casi todo el invierno, su unidad había estado entrenándose en la Península de Crimea, que Rusia se anexó en el 2014. El 23 de febrero del 2022, el día antes de la invasión, su unidad recibió municiones y algunos documentos que no tenían mucho sentido. Algo estaba empezando.
Ellos conocieron su destino — Jersón — solamente cuando ya estaban en marcha, dijo en una entrevista en Paris, donde ha pedido asilo. Para entonces, pensó que era una guerra contra la OTAN. Le tomó una semana darse cuenta de que el único enemigo era Ucrania.
“Y entonces entendí que era una basura total, una locura total”, dijo.