BATAVIA, Nueva York, EE.UU. (AP) — La multitud estaba de pie, agitando sus brazos, mientras sonaba “We’re Not Gonna Take It”, de Twisted Sister. Hubo una ovación cuando Michael Flynn subió al escenario, bailoteando y sonriendo, cantando micrófono en mano y alentando a la gente a que le hiciese de coro con ese himno transgresor del rock.
“Vamos a luchar contra el poder/No elijas nuestro destino/porque tú no nos conoces, no eres de los nuestros”.
El maestro de ceremonias lo presentó como “El General de Estados Unidos”. Para los presentes, sin embargo, Flynn es mucho más que eso: Un mártir, un héroe, un líder, un patriota, un guerrero.
Teniente general retirado, ex asesor de seguridad nacional, otrora luchador antiterrorista, Flynn está creando un movimiento basado en ideas nacionalistas cristianas, en el que el cristianismo es el eje de la vida y las instituciones.
Flynn llevó el mes pasado su campaña --una empresa política y espiritual-- a una iglesia de Batavia, en el estado de Nueva York, donde miles de personas pagaron desde unos pocos dólares hasta 500 dólares para escucharlo y asimilar su prédica en el sentido de que Estados Unidos enfrenta una amenaza existencial y que, para salvar la nación, hay que actuar.
Flynn, de 63 años, moviliza votantes con sus presentaciones y apoya candidatos con el fin de crear alianzas y redes de organizaciones sin fines de lucro para dar impulso a su movimiento, según una investigación de la Associated Press y del programa “Frontline” de la cadena PBS. Atrae a gente que insiste en que le robaron las elecciones a Trump, que se niega a vacunarse contra el COVID-19 y a usar barbijos, a insurrectos, a los Proud Boys y a funcionarios y dirigentes republicanos. En su campaña, según documentaron la AP y “Frontline”, Flynn y su gente ganaron cientos de miles de dólares.
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Esta nota es parte de una investigación de la Associated Press y “Frontline” que incluye un documental de próxima presentación, “Michael Flynn’s Holy War” (La guerra santa de Michael Flynn), a ser estrenado el 18 de octubre en PBS y online.
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La AP y “Frontline” hablaron con más de 60 personas, incluidos familiares de Flynn, amigos, rivales y colegas para este despacho.
También revisaron documentos sobre la financiación de la campaña, donaciones, publicaciones en las redes sociales y otra información disponible, al tiempo que asistieron a varios actos públicos en los que se presentó Flynn. Los periodistas analizaron decenas de discursos de Flynn, entrevistas y presentaciones públicas. El propio Flynn se prestó a una entrevista frente a las cámaras con lo que llama la prensa dominante.
“Ni sé por qué hablo con ustedes, para ser honesto”, dijo Flynn al inicio de la entrevista.
Entre el 2021 y el 2022, Flynn pronunció más de 60 discursos en 24 estados, de acuerdo con un recuento de la AP y “Frontline”. Cuando habla, el ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump propaga teorías conspirativas sin fundamento, generando temor y alimentando el malestar, divisiones y reclamos.
Flynn “es uno de los individuos más peligrosos que hay en Estados Unidos”, afirmó Ruth Ben-Ghiat, historiadora experta en el autoritarismo y el fascismo, autora del libro “Strongmen: Mussolini to the Present” (Hombres fuertes: De Mussolini al presente).
“Encabeza el ataque a nuestra democracia, proveniente de distintos sectores, y está afiliado a varios de estos sectores, desde los militares hasta el nacionalismo cristiano, los negacionistas de la derrota de Trump en las elecciones y grupos extremistas”, manifestó. “Todo esto representa una amenaza muy real. Y él está en el centro de todo”.
Flynn brinda su apoyo a determinados candidatos en todo el país y dice que su meta inmediata es incidir en las elecciones de mitad de término de noviembre.
En Sarasota (Florida), donde vive, colabora con miembros de la organización extremista Proud Boys para influir en la política local. Sus candidatos ganaron unas elecciones en agosto y asumieron el control de la junta escolar del condado.
“Las acciones a nivel local tienen un impacto nacional”, dice Flynn. “Tenemos que recuperar el país, una localidad a la vez, un condado a la vez, un estado a la vez, si eso es necesario”, afirmó ante una audiencia en Salt Lake City.
UN HOMBRE DEL SISTEMA
Flynn no es el único que disemina falsedades y teorías conspirativas en un país como Estados Unidos, donde últimamente se presta poca atención a los hechos. Lo que lo distingue de los demás es su pedigrí. Su condición de militar y sus contactos entre gente poderosa de Washington. Es un general de tres estrellas que dos décadas atrás elaboró estrategias para combatir a los insurgentes en Irak y Afganistán.
Fue el primer asesor de seguridad nacional que tuvo Trump en la presidencia, aunque no duró mucho en ese puesto.
Cuando se metió en líos legales por sospecharse que le había mentido al FBI en relación con sus conversaciones con el embajador ruso en Estados Unidos, cooperó con el mismo establishment que ahora combate y se declaró culpable.
En las semanas siguientes a las elecciones del 2020 recibió un perdón presidencial emitido por Trump y de inmediato se sumó a la campaña “Stop the Steal” (Impidan el Robo), diseminando falsedades acerca de una supuesta interferencia extranjera y manipulación de votos, sin aportar evidencia creíble. Su condición de militar retirado y alto funcionario del aparato de inteligencia, sin embargo, le dieron peso a sus afirmaciones en ciertos sectores.
Dijo que Trump había ganado, que la elección era parte de “un golpe en marcha”; planteó que Trump debería confiscar el equipo usado para votar y que podía movilizar a los militares en ciertos estados y hacer que se repitiesen las elecciones. En diciembre del 2020 llegó incluso a la Oficina Oval de la Casa Blanca para hablar en persona con Trump.
Llamado a declarar ante una comisión legislativa que investigó la insurrección del 6 de enero del 2021, Flynn se negó a decir si creía que la violencia había estado justificada o si pensaba que era posible una transferencia pacífica del poder. Invocó la Quinta Enmienda, que permite a una persona negarse a declarar si piensa que ello puede crearle problemas.
El general de brigada retirado Steven M. Anderson, que sirvió en Irak con Flynn, opinó que las ideas de Flynn van en contra de los valores básicos de los militares estadounidenses y de la propia patria.
Anderson cree que Flynn es “un ejemplo para miles y miles y miles de soldados y ex soldados” y que sus ideas pueden alentarlos a hacer cosas perjudiciales para el país.
“Tenemos un (general de) tres estrellas, ex asesor de seguridad nacional, que dice que podemos desconocer una elección y usar a los militares”, expresó Anderson. Esto, acotó, puede envalentonar a mucha gente a sumarse a los Proud Boys.
Flynn usa sus tres estrellas como un recordatorio de que ha estado en los niveles más altos de las estructuras del poder y que sabe cómo funcionan las cosas en Washington y en el mundo en general.
“Es una verdadera lástima que se haya convertido en la persona que es hoy”, dijo Anderson, quien describió a su antiguo colega como “un bufón servil que se ha olvidado del juramento que hizo”.
Flynn ve conspiraciones por todos lados.
Repite falsedades sobre el movimiento Black Lives Matter y dijo que los “globalistas” crearon el COVID-19. A las personas que pagan para verlo hablar les dice que hay 75 miembros del Partido Socialista en el Congreso y que los demócratas y la izquierda tratan de destruir el país. Más que nada, insiste en que Estados Unidos se fundó sobre principios judeocristianos y que sus cimientos se están resquebrajando.
Afirma que el país libra una “guerra espiritual” y la emprende contra muchas de las instituciones e ideas que son pilares de la democracia estadounidense.
Dice que no confía en el gobierno ni en las instituciones del gobierno. Considera a la prensa como “el enemigo número uno”, que “miente constantemente y trata de engañarnos”. Las escuelas primarias, sostiene, enseñan “porquerías” y “pornografía”. Y asegura que no se puede confiar en las elecciones.
A un podcaster le dijo recientemente que abunda la gente perversa, “que se visten como nosotros y hablan como nosotros, pero no piensan ni actúan como nosotros”.
“Y que, sin duda, no quieren lo que queremos nosotros”.
ARMAMENTO PESADO
Encuestas indican que mucha gente cree lo que dice Flynn y que esto “es muy peligroso”, según Kristin Kobes Du Mez, profesora de historia de la Calvin University de Grand Rapids (Michigan), quien estudia el movimiento evangélico.
Destaca que Flynn ha participado en muchos actos del programa ReAwaken America, que combina política, religión y comercio, y es un ejemplo del movimiento nacionalista cristiano.
Flynn ayudó a poner en marcha esa iniciativa.
En muchos de los actos que organiza Flynn el nacionalismo cristiano desempeña un papel prominente. En uno de ellos un predicador rezó a su lado y pidió que Estados Unidos siga siendo una nación cristiana. Afirmó que Flynn era un “armamento pesado” al servicio del Señor. En un Acto de Patriotas Cristianos en una iglesia del norte de California le entregaron a Flynn un fusil en el escenario. En Virginia, en julio, dijo que los pastores “deberían usar el púlpito para hablar de la constitución tanto como de la Biblia”.
En Texas, en noviembre del año pasado, Flynn le dijo a la multitud que “si queremos tener una nación al servicio de Dios, debemos tener una religión”.
El nacionalismo cristiano trata de fusionar la identidad de los cristianos con la de los estadounidenses, de modo tal que, para ser un verdadero estadounidense, hay que ser cristiano. Un cierto tipo de cristiano. Esta ideología plantea que Estados Unidos fue fundada en base a los principios bíblicos y tiene una relación preferencial con un Dios cristiano, de acuerdo con Samuel Perry, sociólogo de la Universidad de Oklahoma que estudia a los cristianos conservadores y la política.
Es una forma particular de practicar el cristianismo. Perry dijo que comprobó que muchos estadounidenses que ven con buenos ojos el nacionalismo cristiano no van a la iglesia.
“Esto no tiene nada que ver con la ortodoxia cristiana, con Jesús o con querer ser un buen discípulo, con amar a tu vecino o sacrificarte ni nada por el estilo”, dijo Perry. “Tiene que ver con una etnocultura cristiana, sobre todo blanca”.
Flynn se describe a sí mismo como una víctima de un “estado profundo” (un estado dentro del estado), que pagó un precio muy alto por apoyar a Trump.
La retórica de Flynn --nosotros contra ellos, el bien contra el mal, la idea de que Dios está de “nuestro” lado-- es típica de la ideología cristiana conservadora y de los evangélicos conservadores, según Du Mez.
Esa forma de pensar, indicó, puede generar violencia.
“Vienen por nosotros. Por ello, tenemos que golpear primero”, dijo Du Mez. “Si la amenaza es seria, el fin justifica los medios”.
“Estos valores”, acotó, “no están desconectados de la violencia que vimos el 6 de enero”.
“Cuando la AP y “Frontline” le preguntaron a Flynn en febrero si estaba de acuerdo con el nacionalismo cristiano, evitó responder. Primero preguntó qué quería decir esa expresión. Luego se definió como un “católico irlandés”, un “seguidor de Jesús”, y criticó al periodista. “Esa es una pregunta estúpida”, sostuvo. “Da a entender que usted no estudió a Michael Flynn”.
Una revisión que hicieron la AP y “Frontline” de archivos públicos indicó que Flynn y sus empresas recibieron casi 300.000 dólares de candidatos y comités de acción política desde el 2021 por cosas como discursos, viajes, venta de libros y asesoría de campaña.
99 CANDIDATOS
Además de hacer presentaciones, Flynn también trata de armar una red de candidatos a cargos a nivel local, estatal y federal. La AP y “Frontline” comprobaron que Flynn apoyó a 99 candidatos para las elecciones de noviembre. (Luego les retiró su apoyo a algunos).
El propio Trump está prestando atención a las preferencias de Flynn. Un hermano de Flynn, Joseph, dijo a un periodista en mayo que durante una visita que los Flynn hicieron a la casa de Trump en Mar-a-Lago en la primavera, el ex presidente sacó una lista en la que se comparaba el éxito de sus candidatos con los de Flynn.
Unas dos docenas de los candidatos de Flynn estuvieron en el Capitolio el 5 y 6 de enero del año pasado.
Un tercio sirvieron en las fuerzas armadas.
Al menos 38 emplean una retórica nacionalista cristiana.
Flynn y sus aliados dejan entrever que Flynn quiere volver al gobierno y la influencia que ejerce a partir de la red que está creando podría ayudarlo en esa empresa, de acuerdo con Ron Filipkowski, un abogado republicano de Sarasota que está pendiente de Flynn y de otras figuras de extrema derecha a través de la internet.
“Está creando un movimiento de base, con funcionarios elegidos leales a él”, manifestó.
‘NO ESTÁ SOLO’
Su legión de simpatizantes está muy pendiente de lo que dice Flynn, lista para actuar.
Son gente como Karen Ballash, de 69 años, vicepresidenta del Partido Republicano del Summit County de Utah, que escuchó a Flynn hablar en Salt Lake City.
“Creo plenamente en su mensaje. Tenemos que ser los artífices del cambio”, expresó la mujer. “Si no lo hacemos, no tendremos más un país”.
También está Delainna Prettyman, quien dice que empezó a involucrarse en la política el año pasado.
“Creo todo lo que dice” Flynn, manifestó Prettyman, quien vive en Salt Lake City. “Tiene mucha información y conocimientos acerca de lo que sucede. Necesitamos más gente como el general Flynn”.
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Los periodistas Richard Lardner, Eric Tucker, Helen Wieffering y Aaron Kessler, la fotógrafa Carolyn Kaster y los productores de “Frontline” Richard Rowley y Paul Abowd colaboraron en este despacho.
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Puede contactar al equipo de investigaciones de la AP a través de investigative@ap.org