Uagadugú, 5 sep. Casi una de cada diez personas en Burkina Faso se han visto forzadas a desplazarse de sus hogares por los ataques yihadistas que sufre el país, lo que agrava su inseguridad alimentaria, advirtieron hoy 28 organizaciones no gubernamentales.
"Lo más preocupante es que la tasa de inseguridad alimentaria grave casi se ha duplicado en comparación con el año pasado, con más de 600.000 personas en niveles de hambre de emergencia durante esta temporada de carestía", afirmaron las ONG en un comunicado conjunto.
Los firmantes de la nota, que incluyen a organizaciones como Save The Children, Oxfam, Médicos del Mundo o el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), subrayaron que casi dos millones de personas están desplazadas en medio de la "peor crisis alimentaria en una década".
La multiplicación de los ataques violentos ha obligado a más personas a huir entre enero y julio de 2022 que durante todo 2021.
Además, la crisis de desplazamiento en Burkina Faso sigue siendo "una de las tres de más rápido crecimiento en el mundo", alertaron las ONG.
"Con demasiada frecuencia, el desplazamiento y el hambre vienen como un doble golpe. Las personas obligadas a trasladarse han dejado atrás sus campos y su ganado", señaló el director del Consejo Noruego para los Refugiados en Burkina Faso, Hassane Hamadou.
Para los niños, que constituyen la mayoría de los desplazados, dejar su hogar atrás es ya de por sí traumático, pero "tener que huir una y otra vez mientras intentan sobrevivir priva a las familias de cualquier oportunidad de reconstruir sus vidas", indicó el director de Save The Children en el país, Benoit Delsarte.
Estas comunidades están experimentando una temporada de escasez excepcionalmente difícil debido a la crisis alimentaria provocada, en parte, por la catastrófica temporada agrícola del año pasado.
Así, el impacto del cambio climático, el desplazamiento masivo y el aumento del costo global de los productos derivados de los cereales por la guerra de Ucrania se han combinado en una "tormenta perfecta", dijo el director de Oxfam en el país, Omer Kabore.
Las organizaciones signatarias pidieron un aumento urgente de los recursos financieros porque, ocho meses después del inicio del año, la respuesta humanitaria sólo alcanzaba el 36 % de los fondos necesarios a pesar de las crecientes dificultades.
Burkina Faso sufre ataques yihadistas desde abril de 2015, perpetrados tanto por grupos afiliados a Al Qaeda como al Estado Islámico.
La región más golpeada en Burkina faso por la inseguridad es la de Sahel (norte), que comparte frontera con Mali y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, y, desde 2018, a la región Este del país.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del entonces presidente, Roch Kaboré.
El pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al jefe de Estado.
La junta militar, que desde entonces gobierna Burkina Faso, está llevando a cabo operaciones militares contra los grupos yihadistas en varias regiones del país. EFE
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