Huelva (España), 3 sep. La laguna permanente más grande del Parque Nacional de Doñana, en el suroeste de España, ha terminado por secarse completamente debido a un largo periodo sin lluvias, temperaturas extremas y la sobreexplotación de su acuífero por el complejo turístico de Matalascañas, en la provincia de Huelva.
Era la única que aún mantuvo agua durante agosto en este espacio de vegetación y fauna declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.
Según informó este sábado la Estación Biológica de Doñana en un comunicado, la laguna de Santa Olalla ha quedado reducida a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas, algo que ocurrió en 1983 y 1995.
Históricamente, este parque ha sido un refugio para la fauna y cuenta con un importante sistema de lagunas, de las que solo unas pocas se mantienen con agua todo el verano en condiciones normales.
Son refugio de las primeras aves limícolas que migran al sur tras criar en el norte de Europa, y además constituyen los hábitats de un buen número de especies de flora y de animales estrictamente acuáticas.
Además, en verano los arrozales también ofrecen un importante refugio, pero las cosas han cambiado. "A Doñana ya no le quedan lagunas permanentes, mientras que la superficie de arrozal plantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua”, explica el director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla.
La sequía que sufre Europa, añade, especialmente intensa en la península Ibérica, hace estragos en la naturaleza. Lo más preocupante es que hace ya años que no llueve de manera normal.
“Doñana lleva diez años consecutivos con niveles de precipitación inferiores a la media”, precisa Revilla.
Además, continua la explotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva y de las extracciones para consumo humano, también en años tan secos como este, hace que no solo las lagunas temporales hayan desaparecido, sino que también las permanentes estén amenazadas.