Rostock, Alemania, 2 Set 2022 (AFP) - Klaus Langhoff vivió la Segunda Guerra Mundial cuando era un niño, y revivió los recuerdos del conflicto cuando fue a Múnich en 1972 como capitán del equipo de balonmano de Alemania Oriental en los Juegos Olímpicos.Langhoff y sus compañeros se alojaban justo enfrente del apartamento que asaltaron varios militantes palestinos armados el 5 de septiembre de 1972, para llevarse como rehenes a nueve atletas israelíes.Langhoff asistió impotente, desde su balcón, a las horribles escenas, desde el momento en que los terroristas dejaban el cuerpo sin vida de un entrenador israelí en la calle a las tensas negociaciones entre los secuestradores y la policía de Alemania Occidental."Era como estar en una guerra", afirmó , que, cuando tenía seis años, vio cadáveres de soldados alemanes en tumbas cavadas a toda prisa."Esos recuerdos de la guerra volvieron" cuando vio a los hombres armados sacando el cuerpo del entrenador israelí de lucha libre Moshe Weinberg y dejándolo en la calle, explicó a la AFP.Un golpe aún más difícil de soportar teniendo en cuenta que los Juegos habían empezado con buen pie, cuenta Langhoff, que todavía tiene una imponente figura a sus 82 años.Langhoff fue uno de los pocos ciudadanos de Alemania Oriental autorizados a salir del país por primera vez y llegó a Múnich "con grandes expectativas".La primera semana en los Juegos Olímpicos fue "excelente, muy alegre", contó.Pero el alborozo terminó de repente, cuando el secretario general del equipo lo despertó a las 05H30 de la mañana."Vino a verme en la habitación y dijo: 'Klaus, informa a todos los jugadores. Allí, en las dependencias de los israelíes, ha habido un tiroteo y un ataque terrorista'", relató Langhoff. - Patrullando con una Kaláshnikov - En un primer momento, tanto a él como a su equipo les pidieron que se mantuvieran dentro del apartamento y alejados de las ventanas. Pero pronto se hizo evidente que ellos no eran el objetivo, así que Langhoff empezó a mirar hacia fuera y a salir al balcón, desde donde tomó fotografías del terror. Enseñando una de las tomas, Langhoff indicó que él vio a un miembro del grupo palestino "Septiembre Negro" patrullando por el tejado "con una Kaláshnikov preparado para disparar".Abajo, patrullando en la puerta delantera "siempre había alguien, probablemente el jefe de ese grupo terrorista, siempre con una granada en la mano".Durante una riña, a Weinberg le alcanzó un tiro y murió.Su cuerpo yació en la calle "durante mucho tiempo hasta que se lo llevaron", dijo Langhoff."Fue horrible. Si mirabas por la ventana o desde el balcón hacia afuera, veías ahí a ese atleta muerto".Al levantador de pesas Yossef Romano también lo mataron, mientras que a otros nueve israelíes se los llevaron como rehenes.Sin embargo, la caótica operación de rescate de la policía de Alemania Occidental se saldó con la muerte de los nueve rehenes, de cinco de los ocho atacantes y de un policía. - "Los Juegos deben continuar" - Con los juegos suspendidos por primera vez en la historia de las Olimpiadas, el equipo se preparó para una cancelación total.Sin embargo, al final solo se interrumpieron las pruebas por 34 horas, y el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, declaró que "los Juegos deben continuar".Según Langhoff, para él era "el doble de difícil" concentrarse en sus objetivos deportivos después del ataque. El equipo perdió contra la Unión Soviética y, al final, quedó en cuarta posición.Pese a la angustiosa experiencia que vivieron, el equipo se topó con la incomprensión del público de Alemania Oriental al volver a casa."Solo contaban las medallas", recordó. "Para nosotros, en la RDA (Alemania Oriental), acabar cuartos suponía un choque para el sistema. Quiero decir, no había ningún campo de prisioneros, pero solo los tres primeros puestos eran premiados con dinero".El Gobierno de Alemania Oriental, aliado de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y hostil a Israel, se refirió oficialmente a la toma de rehenes como a una "tragedia", y los medios pocas veces hablaron de ella.Las autoridades comunistas "ignoraron completamente ese ataque y no nos incluyeron en ninguna evaluación ni nada (...) a (ellas) solo les preocupaba ganar en la competición", explicó el exatleta. - "Incomprensible" - Pero el gobierno de Alemania Occidental también fue criticado por no haber asumido su responsabilidad en el desastre.En 2012, Israel divulgó documentos oficiales sobre asesinatos, incluyendo material especialmente desclasificado y el relato oficial de un exdirector de los servicios de inteligencia israelíes en los que criticaba la actuación de los servicios de seguridad de Alemania Occidental.La policía "no hizo ni el más mínimo esfuerzo para salvar vidas humanas", afirmó el exjefe del Mosad Zvi Zamir, tiempo después de haber vuelto de Múnich. En los años siguientes a la tragedia, los familiares de las víctimas lucharon por obtener una disculpa oficial de las autoridades alemanas, tener acceso a los documentos oficiales y una indemnización adecuada, más allá de los 4,5 millones de euros (4,5 millones de dólares) que les dieron en 2002. Pero el miércoles, casi 50 años después del ataque, se logró un acuerdo para que Alemania pague una compensación de 28 millones de euros a los parientes de las víctimas. "Si miramos hacia atrás, hubo grandes olvidos a la hora de hacerse cargo del terror" vivido, comentó Langhoff."Ni siquiera quiero abordar el aspecto financiero. Es que incluso moralmente hay tantas cosas que es, simplemente, incomprensible", afirmó.dwi/hmn/jvb/es ------------------------------------------------------------- PresentaciónAlemania e Israel conmemoran el 50º aniversario de la masacre en los Juegos Olímpicos de Múnich Por Ralf ISERMANN con Hui Min NEO en Berlin =(Fotos archivo+Fotos)= Múnich, Alemania, 2 Set 2022 (AFP) - Los presidentes de Israel y de Alemania conmemorarán juntos el lunes el atentado en el que murieron 11 atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, días después de un acuerdo para indemnizar a las familias de las víctimas.Unos 70 familiares de las víctimas asistirán a la ceremonia organizada por el 50º aniversario de la dramática toma de rehenes. Entre ellos se figura Anike Spitzer, viuda de Andre Spitzer, que era el entrenador del equipo de esgrima israelí. Además, el Comité Olímpico de Israel enviará a una delegación.El acto, planeado desde hacía tiempo, corría el riesgo de acabar en fiasco porque los familiares de las víctimas habían amenazado con no asistir, para manifestar su descontento por la compensación que Alemania les había ofrecido. Pero el miércoles se anunció que ambas partes alcanzaron un acuerdo para lograr una "aclaración histórica, reconocimiento y compensación". Alemania pagará 28 millones de euros (prácticamente la misma cantidad en dólares) en indemnizaciones, es decir, seis veces más que la suma otorgada previamente.Con este acuerdo, el Estado alemán reconoce su "responsabilidad y reconoce el terrible sufrimiento de los que murieron y de sus familiares", indicaron el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y su par israelí, Isaac Herzog, en un comunicado."El acuerdo no puede curar todas las heridas", admitieron, aunque puede contribuir a un acercamiento.La ceremonia tendrá lugar en la base aérea de Fürstenfeldbruck, al oeste de Múnich, escenario del punto álgido de la trágica toma de rehenes. Los familiares esperan que Steinmeier se convierta allí en el primer jefe de Estado alemán en asumir públicamente la responsabilidad por las fallas que condujeron a aquella carnicería. - "Incompetencia" - Los Juegos Olímpicos de Múnich, celebrados casi tres décadas después del Holocausto, estaban destinados a mostrar una nueva Alemania. Pero, en lugar de eso, abrieron una profunda brecha con Israel.El 5 de septiembre de 1972, ocho hombres armados del grupo palestino "Septiembre Negro" irrumpieron en un apartamento de la delegación israelí en la Villa Olímpica, matando a dos hombres y llevándose a otras nueve personas como rehenes.El exjugador de balonmano de Alemania Oriental Klaus Langhoff vio cómo se desarrollaba la escena desde el balcón de enfrente.Describió los aterradores momentos en los que vio a los secuestradores sacando el cuerpo sin vida del entrenador de lucha libre israelí Moshe Weinberg y dejándolo en la calle."Fue horrible. Si mirabas por la ventana o desde el balcón hacia afuera, veías ahí a ese atleta muerto", declaró a la AFP.La policía de Alemania Occidental respondió con una operación de rescate caótica, que se saldó con el deceso de los nueve rehenes en un tiroteo, en el que también murieron cinco de los ocho secuestradores y un policía.El entonces jefe de gobierno Willy Brandt se refirió a la cadena de acontecimientos como un "perturbador ejemplo de la incompetencia alemana" y creó el comando GSG-9, una unidad de élite, ese mismo mes.Pero tan solo unas semanas después, tres atacantes que habían sido capturados fueron liberados en un intercambio, cuando unos terroristas secuestraron un avión de Lufthansa, el 29 de octubre de 1972, y pidieron su liberación.A partir de entonces, Israel lanzó la operación "Ira de Dios" para acabar con los líderes de "Septiembre Negro".Cuatro décadas después de la masacre, Israel divulgó documentos oficiales sobre asesinatos, incluyendo material especialmente desclasificado y el relato oficial de un exdirector de los servicios de inteligencia israelíes en los que criticaba la actuación de los servicios de seguridad de Alemania Occidental.La policía "no hizo ni el más mínimo esfuerzo para salvar vidas humanas", afirmó el exjefe del Mosad Zvi Zamir, tiempo después de haber vuelto de Múnich. En los años siguientes a la tragedia, los familiares de las víctimas lucharon por obtener una disculpa oficial de las autoridades alemanas, tener acceso a los documentos oficiales y una indemnización adecuada.En un primer momento, les entregaron un millón de marcos (unos 510.000 euros/dólares) a modo de "gesto humanitario", para que no pareciera que Alemania admitía su culpabilidad en lo ocurrido.En 2002 las víctimas recibieron otra compensación económica, pero seguía siendo insuficiente para lo que reclamaban.El gobierno alemán admitió que el acuerdo del miércoles no es más que el principio de un largo camino para dejar atrás los errores cometidos en las últimas décadas."Después de 50 años, se crearon las condiciones para poner fin a un doloroso capítulo de nuestra historia común, reconociéndolo y sentando las bases para una nueva cultura del recuerdo", afirmó el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Hebestreit, en un comunicado.hmn/dlc/jvb/es