Muqtada al Sadr: el verdadero poder en Irak ante un Estado que agoniza

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El Cairo, 29 ago. Desde la retirada de las tropas de Estados Unidos en 2011, Muqtada al Sadr ha sido el único símbolo de poder inquebrantable en un Irak siempre al borde del conflicto. Ahora, el anuncio de su retirada "definitiva" de la política ha desatado el caos y ha sembrado dudas y temores de una nueva guerra civil.

Más de diez meses después de una tensa, pero habitual, parálisis política desatada por el bloqueo a la formación de un Gobierno propuesto por Al Sadr, el influyente clérigo chií ha tomado varias medidas incendiarias, como la toma del Parlamento en julio, para demostrar quién manda realmente en Irak.

Su proclamación este lunes de que se retira "definitivamente" de la política y el cierre de todas las instituciones del denominado Movimiento Sadrista se ha traducido en dar rienda suelta a millones de personas devotas del clérigo, incluidas las milicias que comanda, para que campen a sus anchas sin control y cumplan su cometido de derrocar a un "régimen" que consideran corrupto.

IRAK ABOCADO AL CAOS

El anuncio de Al Sadr ha desatado el caos en Bagdad y otras provincias del sur de Irak. Miles de sus seguidores han irrumpido en el Palacio Presidencial y el Palacio del Gobierno de la capital, repitiendo el acto del mes pasado cuando tomaron el Parlamento y mandando el mismo mensaje: el Estado es débil.

Ante la previsión de este frenesí de descontrol, el clérigo ha ordenado a su cúpula, en una circular a la que tuvo acceso Efe, que ningún portavoz o representante se pronuncie al respecto y que ni siquiera utilicen sus redes sociales, para no involucrar al Movimiento Sadristas en estos actos.

Sus seguidores tampoco tienen permitido portar banderas sadristas, puesto que desde hoy es un movimiento disuelto.

Ahora el caos manda en las calles de Bagdad, entre los tímidos esfuerzos de las fuerzas de seguridad para calmar la situación y la reacción de las milicias proiraníes de Irak, que han salido armadas y disparando al aire despertando los temores de un nuevo conflicto sectario.

LA ESTRATEGIA DE AL SADR

Antes de dedicarse plenamente a la política y constituir sus formaciones, Al Sadr era un líder miliciano que comandó la resistencia armada contra Estados Unidos durante la invasión de 2003 hasta 2011, y fue calificado por Washington como una de las personas "más peligrosas" de Irak.

Por esto, este clérigo tan venerado y tratado como una suerte de semidiós por sus seguidores -debido a su linaje religioso y al asesinato de toda su familia por parte del dictador Sadam Husein- es también muy temido.

Tanto en la guerra como en la política, Al Sadr es considerado un gran estratega y un aún mayor manipulador. Su táctica habitualmente consiste en desaparecer cuando no consigue lo que quiere, dejando descontrol a su paso y el recordatorio de que sin él todo se derrumba.

Poco antes de las elecciones de 2021, el clérigo se retiró de la campaña electoral, algo que casi fuerza el aplazamiento de los comicios, pero regresó después de llegar a un acuerdo con otras formaciones.

De la misma forma, en junio, ante el bloqueo a la formación de Gobierno, ordenó al Bloque Sadrista -que salió vencedor de las elecciones de octubre de 2021 con 73 de los 329 diputados- a dimitir de sus escaños, mientras que organizó manifestaciones multitudinarias para demostrar la fuerza que posee en las calles.

Sin embargo, la situación escaló después de que el Marco de Coordinación, la alianza de partidos proiraníes en la que están representadas las milicias armadas próximas a Teherán, propusiera a un candidato a primer ministro sin la aprobación de Al Sadr.

El clérigo, a pesar de reconocer las autoridades religiosas de Irán, siempre se ha mantenido alejado de las políticas del país persa en Irak y ha criticado la injerencia de Teherán en los asuntos de Bagdad, algo que ha provocado aún más tensión con las milicias proiraníes.

Ante estos desarrollos, las autoridades iraquíes han mostrado su preocupación y han instado a los manifestantes a que se retiren, mientras que la misión de la ONU en Irak ha advertido de que la escalada es "extremadamente peligrosa".

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