João Candembo
Luanda, 23 ago. El presidente de Angola, João Lourenço, busca un segundo mandato en las elecciones generales de este miércoles, después de haber dado la espalda a su predecesor, el todopoderoso José Eduardo dos Santos, que lideró el país y su partido durante cerca de cuarenta años.
La llegada al poder de Lourenço en 2017, al que muchos consideraron un delfín político de Dos Santos -fallecido el pasado julio a los 79 años en Barcelona-, ocurrió en un momento convulso para su partido, el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), de orientación marxista y nacionalista.
Dos Santos escogió a Lourenço a dedo, después de que la impopularidad del sempiterno mandatario obligase al MPLA a buscar un rostro nuevo para las elecciones de ese año.
Lourenço era un general que sirvió en el brazo armado del MPLA desde 1974, un año antes de que Angola consiguiese su independencia de Portugal.
Nacido el 5 de marzo de 1954 en Lobito, una ciudad costera, hijo de un enfermero y una costurera, luchó por la independencia desde la clandestinidad, lo que le obligó a huir de la colonia portuguesa.
Como Dos Santos, recibió formación política y militar en la República del Congo (Congo-Brazzaville), antes de viajar en 1978 a la Unión Soviética para continuar sus estudios, licenciándose en Historia en 1982.
Su primer contacto con la política data de 1984, cuando fue gobernador de la provincia de Moxico.
Después escaló, con discreción, puestos en el MPLA, único partido que ha gobernado esta nación desde su independencia en 1975. Fue secretario de Información, presidente del grupo parlamentario y, finalmente, secretario general.
En 2003 fue nombrado vicepresidente de la Asamblea Nacional y en 2014 ministro de Defensa.
Quizás su pasado común animó a Dos Santos, considerado casi una deidad en el MPLA, a escoger como sucesor a Lourenço, quien acabaría ganado las elecciones de 2017, pero ese movimiento desencadenó divisiones dentro del partido.
Mientras algunos miembros se mostraron más cercanos a Lourenço, que propuso reformas, otros siguieron mostrando su simpatía por Dos Santos, acusado por correligionarios de intentar mover los hilos del MPLA desde la sombra.
Dos Santos acabó cediendo en 2018 el control del partido al "compañero João Lourenço", tras meses de tensión.
El distanciamiento entre ambos creció aún más a medida que el nuevo presidente angoleño abría, durante su primer mandato de cinco años, investigaciones de corrupción contra los familiares de Dos Santos, incluida una de sus hijas, Isabel Dos Santos, la mujer más rica de África, que dirigía la compañía petrolera estatal Sonangol.
Mientras los escándalos sacudían a los familiares de Dos Santos, Lourenço prometió luchar contra la corrupción y el nepotismo para conseguir un "milagro económico" que deshinchase las enormes desigualdades sociales del país.
No obstante, sus críticos identificaron esos movimientos como un ataque desesperado del nuevo Gobierno de Angola contra el exmandatario.
GOLPE DE TIMÓN NEOLIBERAL
El Gobierno de Lourenço también apostó por un golpe de timón neoliberal e incentivó las privatizaciones de empresas estatales.
Asimismo, se acercó al Fondo Monetario Internacional (FMI), que en 2020 aprobó usar 1.000 millones de dólares para rescatar a la economía angoleña, lastrada por la pandemia de covid-19 y la caída del precio del petróleo, recurso clave para este país, segundo productor de crudo de África.
"Los pesimistas decían que el FMI era un enemigo del pueblo, considerando que negociar con esta institución era peligroso. Demostramos todo lo contrario. Nuestro acuerdo con el FMI fue un éxito porque el país ha mejorado mucho desde entonces", dijo el mandatario este sábado durante un mitin multitudinario en Luanda.
Sin embargo, ni siquiera la ruptura de Lourenço con el pasado del MPLA que representaba Dos santos ha evitado la creciente impopularidad que arrastra ese partido.
De hecho, las últimas encuestas de intención de votos fiables, realizadas el pasado mayo, mostraban un aumento de la popularidad de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), histórico partido opositor liderado en la actualidad por Adalberto Costa Júnior, si bien aún ponían al MPLA a la cabeza.
Aunque Costa Júnior sólo tiene ocho años menos que su principal contrincante en las elecciones de este miércoles, se ha presentado a sí mismo como un candidato capaz de entender el descontento de los jóvenes del país.
El opositor, líder de UNITA desde 2019, aseguró que su partido “tiene todo de su lado” para ganar las elecciones si se celebran en un “ambiente democrático”.
Sin embargo, condenó algunas irregularidades, como la aparición de los nombres de algunas personas fallecidas en las listas de votantes.
Según Costa Júniour, “el proceso electoral que estamos viviendo es absolutamente antidemocrático, plagado de violaciones de las leyes”. EFE
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