El Benfica ganó el domingo la primera Copa Intercontinental Sub-20 de clubes al vencer 1-0 a Peñarol en el estadio Centenario de Montevideo.
Los juveniles uruguayos no pudieron repetir la hazaña de sus mayores de seis décadas atrás, cuando estos mismos clubes protagonizaron en 1961 la segunda Copa Intercontinental de la historia.
Peñarol ya había jugado (y perdido) la primera ante el Real Madrid, en 1960, pero esa vez se tomó la revancha, venciendo al Benfica del gran Eusebio (0-1 en Portugal, 5-0 la revancha en Montevideo y 2-1 en el encuentro decisivo, también en el Estadio Centenario).
Obtenía así la primera de las tres intercontinentales que ha conquistado hasta ahora. Después ganó el trofeo en 1966 y 1982.
Esta vez la final ponía frente a frente a equipos de menores de 20 años ganadores de las últimas ediciones de la Copa Libertadores y la UEFA Youth League. Nunca hasta ahora se había disputado un encuentro de estas características a nivel juvenil.
El escenario era espectacular: un Estadio Centenario de impecable estado, poblado por casi 50.000 personas y repleto de banderas aurinegras.
El primer tiempo resultó parejo, con un Benfica con dominio territorial pero un Peñarol bastante más ofensivo: de hecho, las únicas jugadas de gol las protagonizaron los delanteros uruguayos.
La más clara la tuvo a los 14 minutos el veloz delantero Máximo Alonso, que a la postre resultó ser el mejor jugador de esos primeros 45 minutos junto a su compañero de ataque Nicolás Rossi. En Benfica destacaron el defensa francés Lenny Lacroix y el delantero Joao Neves.
- Distracción y derrota -
El segundo tiempo comenzó de la misma manera que el primero, con los portugueses dominando el terreno, pero mostrando mayor disposición ofensiva.
A los 62, un disparo de Neves rozó el travesaño.
En la réplica Peñarol asomó por primera vez con una gran jugada individual del centrodelantero Oscar Cruz que terminó en tiro de esquina. Dos minutos después, Alonso se perdió una clara ocasión de gol ante el corpulento arquero luso Samuel Soares.
A los 70 enmudeció el Centenario, cuando el recién ingresado Luis Semedo mandó la pelota a la red tras un córner mal defendido por los uruguayos.
Fue el único error grave de la zaga aurinegra. Pero resultó fatal.
De ahí en más, Peñarol fue una tromba, alentado de manera ensordecedora por sus hinchas, pero chocó una y otra vez con el arquero Soares y una bien parada defensa portuguesa.
El partido fue tomando alto voltaje, con reiteradas faltas de los volantes de Benfica, que cortaban los intentos de Peñarol de lograr la igualada, que nunca llegó y la primera Intercontinental Sub-20 quedó en manos del gigante portugués.
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