Cómo conducir seguro con tormenta y lluvias torrenciales

Vientos huracanados y lluvia: quién no se ha visto sorprendido alguna vez por una fuerte tormenta en la carretera. Para llegar a destino con mayor seguridad, basta con tener en cuenta algunos consejos.

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ARCHIVO - Con lluvias torrenciales
ARCHIVO - Con lluvias torrenciales es preferible no salir a conducir. Pero en caso de que sea imprescindible, conviene tener en cuenta algunos consejos para llegar a destino sin percances. Foto: Caroline SeidSeidel-Dissmannel/dpa

Vientos huracanados y lluvia: quién no se ha visto sorprendido alguna vez por una fuerte tormenta en la carretera. Para llegar a destino con mayor seguridad, basta con tener en cuenta algunos consejos.

Quien conduzca con vientos fuertes debe mantenerse alerta y aminorar la velocidad. Cuanto más lentamente se conduzca, mejor se puede reaccionar al volante. La regla más importante: reducir la velocidad y evitar las distracciones por la música alta o conversaciones.

Según el automóvil club alemán ADAC, ambas manos deben estar en el volante. En caso de que una ráfaga de viento zarandee el coche, se recomienda contravirar con suavidad, ya que si se lo hace de manera brusca se corre el riesgo de tener un accidente. Según la organización certificadora alemana Tüv Süd, si la corriente de aire se interrumpe bruscamente, se puede acabar en una zanja o en el carril contrario.

Sin embargo, es más fácil reaccionar a los vientos cruzados que a las ráfagas repentinas de diferentes direcciones. Las superestructuras, como los cofres o las bicicletas montadas en el techo, aumentan la superficie de ataque del viento.

Al igual que las mangas de viento en algunos puentes, la inclinación de los árboles y arbustos a lo largo de la carretera también pueden indicar la dirección del viento. En las superficies de ataque abiertas, el peligro aumenta, por ejemplo, en los puentes, en los claros de bosques o en las salidas de los túneles. Adelantar a vehículos grandes, como autobuses y camiones, también puede ser peligroso cuando el coche sale de la sombra del viento y es golpeado por una ráfaga de viento lateral.

Si se pronostican tormentas, deben evitarse las rutas con muchos árboles. A partir de una fuerza del viento 5 (29 a 38 km/h de velocidad del viento), habrá que circular con mucha precaución. Si se anuncian tormentas severas (a partir de la fuerza 10) o huracanes, el ADAC aconseja dejar el coche en casa.

"En caso de duda, los conductores que ya estén de camino tratarán de detenerse en el lugar seguro más cercano", recomienda Vincenzo Lucà, de Tüv Süd. Sin embargo, quienes busquen refugio deben evitar los lugares donde la caída de ramas o árboles pueda ser peligrosa.

Esto también es válido a la hora de buscar aparcamiento. El lugar más seguro para aparcar el vehículo es un garaje. Si no se dispone de uno, se puede utilizar un edificio de aparcamientos mientras dure la tormenta. Esto cuesta comparativamente poco dinero, y el coche queda intacto, opina Lucà.

Los consejos para los conductores de coches se aplican básicamente también a los motociclistas. En lo posible, estos deberán permanecer en el centro del carril, lo que, según el ADAC, les da más margen de maniobra hacia ambos lados. Además, habrá que evitar llevar ropa que se agite con el viento y preferir aquella que se ciña bien al cuerpo. Las bolsas de depósito, las maletas o los rollos de equipaje aumentan la superficie de contacto.

Los vehículos como las autocaravanas y las furgonetas también son más sensibles al viento. En el peor de los casos, podrían incluso volcar, según el ADAC. Esto también puede suceder en el caso de los remolques: "Si se nota que el remolque se tambalea, se recomienda reducir inmediatamente la velocidad y frenar mientras se observa el tráfico que viene detrás", aconseja Lucà. Esto puede estabilizar la situación.

En carreteras mojadas existe el riesgo de "aquaplaning". Según el ADAC, el peligro es especialmente grande cuando el agua de lluvia se acumula, por ejemplo, en hondonadas, pasos subterráneos, surcos o curvas. En estos casos, la banda de rodadura de los neumáticos ya no puede evacuar el agua y estos pierden el contacto con el suelo.

Si esto ocurre, no hay que girar el volante, ni frenar o acelerar, sino soltar el embrague para que el vehículo se desplace por inercia y los neumáticos recuperen el contacto con la calzada. En el caso de los coches con transmisión automática, habrá que retirar suavemente el pie del acelerador y no cambiar de marcha.

En caso de precipitaciones abundantes habrá que evitar los tramos inundados o los pasos subterráneos. Si no se puede estimar con exactitud la profundidad del agua, lo que no siempre es posible, sobre todo porque puede haber bajo ella obstáculos ocultos, será mejor detenerse y dar la vuelta. Es imprescindible tener especial cuidado en los lugares donde hay barro y escombros. Aquí el suelo puede ser tan resbaladizo que incluso una ligera ráfaga puede sacar el coche de su carril, según el ADAC.

Si se conduce a toda velocidad por agua demasiado profunda, se corre el riesgo de dañar el motor debido a las salpicaduras de agua. Según el ADAC, como regla general, el umbral no debe estar sumergido o debe estarlo solo ligeramente y, si es posible, solo debe conducirse a velocidad de paso o marcha.

dpa

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