BRUSELAS (AP) — El regulador presupuestario de la Unión Europea anunció el miércoles que dejará de evaluar el gasto público en Grecia. La medida marca formalmente el fin de una crisis que amenazó con dejar a Grecia fuera de la eurozona, causar penurias económicas severas a sus habitantes y alterar los mercados financieros mundiales.
La Comisión Europea, que supervisa los presupuestos de los 27 países miembros de la UE, dijo que pondrá fin a su programa de “vigilancia estricta” el 20 de agosto, destacando que “Grecia ha cumplido con la gran mayoría de los compromisos” hechos a los 19 países que integran la eurozona.
Grecia recibió miles de millones de euros en tres distintos paquetes de asistencia financiera después de 2010, cuando Atenas perdió acceso a los mercados internacionales de bonos tras admitir que presentó datos financieros equivocados. La deuda de Grecia se disparó a un 180% de su producto interno bruto.
Dos de los rescates financieros al final no mejoraron la situación lo suficiente, aunque los acreedores exigieron —y recibieron— profundas medidas de austeridad, entre ellas aumentos de precios y recortes de pensiones. La pobreza y el desempleo se dispararon y en cierto momento una cuarta parte de la fuerza laboral griega estaba desempleada.
En 2015, el entonces primer ministro Alexis Tsipras dejó en manos de los votantes la participación de Grecia en la eurozona e incluso en la UE, al convocar a un referéndum sobre si el país debía aceptar las condiciones impuestas por los acreedores, liderados por Alemania. Los votantes rechazaron las condiciones, pero el gobierno aplicó las medidas de austeridad de todas maneras.
Sin embargo, la Comisión Europea declaró el miércoles que “como resultado de los esfuerzos de Grecia, la resiliencia de la economía griega ha mejorado sustancialmente y los riesgos de efectos adversos en la economía de la eurozona han disminuido significativamente”.
“Mantener a Grecia bajo el programa de vigilancia estricta ya no se justifica”, expresó la Comisión.
La crisis financiera de Grecia fue una prueba difícil para la UE y dejó en claro que el rescate financiero de una economía más grande, como por ejemplo Italia, probablemente excederá los recursos del bloque continental.