KHAN YOUNIS, Franja de Gaza (AP) — Cuando los proyectiles de Israel comenzaron a caer la semana pasada, Duniana al-Amour, de 22 años, corrió a su habitación y trató de escapar dibujando, como lo había hecho en otras guerras en Gaza.
Pero en esta ocasión, su lápiz nunca llegó al papel.
Un proyectil israelí impactó fuera de su casa el viernes, convirtiéndola en uno de al menos 47 palestinos, incluyendo 16 menores de edad, que perdieron la vida durante tres días de fuertes enfrentamientos entre Israel y el grupo miliciano Yihad Islámica. Al-Amour murió durante una ofensiva sorpresiva de Israel, horas antes de que los milicianos dispararan cualquier cohete.
Sus dibujos, la mayoría retratos en blanco y negro de sus parientes, algunos muertos en ataques previos en Gaza, se pueden ver en la habitación destruida donde falleció. Su madre, su hermano y dos cuñadas estaban en otra habitación haciendo pan y sufrieron sólo heridas menores. Días después, el pan seguía en un cajón de madera, una naturaleza muerta del momento en el que impactó el proyectil.
Una de sus cuñadas, Simone, dijo que la vida de al-Amour giraba en torno a su arte. “Pintaba cuando estaba feliz o cuando estaba triste. Traía una silla al patio de atrás, se sentaba y dibujaba. Nos dibujó a todos”, dijo.
La muerte de la joven subraya la vulnerabilidad de los civiles palestinos en medio del conflicto constante, incluyendo cuatro guerras entre Israel y los milicianos de Hamas que gobiernan en el territorio desde que se apoderaron de Gaza hace 15 años. Las guerras han cobrado la vida de más de 4.000 palestinos, cerca de la mitad de ellos civiles, de acuerdo con Naciones Unidas. Más de 100 personas han muerto del lado israelí.
Aquellos que murieron en la más reciente ola de violencia incluyen a dos importantes comandantes de la Yihad Islámica, uno de los cuales era buscado por Israel para impedir un ataque inminente, de acuerdo con los israelíes. Pero muchos civiles también fallecieron, incluyendo hasta 16 que podrían haber muerto por los cohetes palestinos.
La Yihad Islámica disparó unos 1.000 cohetes, pero según el ejército israelí, unos 200 no alcanzaron su objetivo, y la mayoría del resto fueron interceptados o cayeron en zonas baldías. No murieron israelíes ni resultaron gravemente heridos en los más recientes combates.
Un cese al fuego mediado por Egipto terminó con la violencia la noche del domingo, pero el dolor quedó en el empobrecido territorio.
Gaza también ha estado bajo un estricto bloqueo israelí-egipcio desde que Hamas tomó el poder, que según Israel es necesario para impedir que los milicianos se reabastezcan de armas. Los críticos ven el bloqueo, que limita gravemente el movimiento para entrar o salir del estrecho territorio costero, donde viven más de 2 millones de palestinos, como un castigo colectivo.
Al-Amour había tratado de escapar de los problemas de Gaza a través del arte. Sus familiares dijeron que tenía poco interés en la política y soñaba con hacer una peregrinación musulmana a la Meca, en Arabia Saudita.
La casa de su familia, en medio de una finca con olivos cerca de la frontera, era un escape bucólico de las ciudades densamente pobladas de Gaza y de sus campos de refugiados. También estaba en la línea de combate cada vez que explotaba una nueva ola de ataques.
El ejército israelí dijo que “atacó con precisión objetivos legítimamente militares” durante la más reciente operación e hizo “todo esfuerzo posible para prevenir y minimizar el daño a los civiles”. No comentó de momento sobre el ataque cerca de la casa de al-Amour.
Israel destruyó varias torres de guardias con milicianos palestinos cerca de la frontera, aparentemente con artillería o proyectiles de tanque, incluyendo una a unos 500 metros de la casa de la familia de al-Amour. El ejército distribuyó videos que mostraban algunos de los impactos — las torres con humo y los hombres dentro de ellas desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos.
Todo lo que la familia sabe es que el proyectil que mató a al-Amour provenía de la valla de la frontera. Mohammed al-Amour, el hermano de Duniana, dijo que Israel, con su vigilancia sofisticada y sus capacidades para centrar sus ataques, debió saber hacia dónde apuntaba.
“Presumen sobre esta tecnología”, dijo. “Ellos saben quién es un civil y quien no”.
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El periodista de The Associated Press Joseph Krauss en Ottawa, Ontario, contribuyó a este despacho.