Estados Unidos está dispuesto a una "conversación abierta y honesta" sobre la guerra contra las drogas con el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, que planteó terminar con esa estrategia por considerarla un fracaso, señaló este lunes una delegación de Washington.
"Creo que lo que el presidente (Petro) quiere hacer es tener paz. Es el mismo interés de Estados Unidos. Ese es el espacio común para tener un conversación abierta y honesta", dijo el legislador demócrata Gregory Meeks en conferencia de prensa.
Meeks integra la delegación estadounidense que asistió el domingo a la investidura del primer mandatario de izquierda de Colombia, y que encabeza Samantha Power, jefa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid).
Durante su discurso de posesión, Petro llamó a "una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado".
Meeks se declaró "impresionado" por el discurso del nuevo mandatario, quien también aludió a la muerte de un millón de latinoamericanos en la lucha contra las drogas y a las decenas de miles de estadounidense que mueren por sobredosis cada año.
"Estuvimos de acuerdo en hablar y discutir la necesidad de detener la violencia que se discutió durante la posesión", expresó el representante por el estado de Nueva York.
Luego de cuatro décadas de lucha antidrogas, Colombia es el mayor productor mundial de cocaína y Estados Unidos su principal mercado.
Gracias a los recursos de la droga varias organizaciones armadas siguen operando en territorio colombiano.
"Hay diferencias entendibles que continuamos hablando y discutiendo (...) estuvimos de acuerdo en que el narcotráfico ha tenido impactos devastadores en las comunidades tanto en Colombia como en los Estados Unidos", expresó la responsable de Usaid.
Al término de un encuentro este lunes con Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, Power destacó en un tuit "la urgente necesidad de acción climática" y el "compromiso compartido con el avance del proceso de paz" que desarmó en 2017 a la guerrilla FARC.
El mandatario izquierdista propone suspender la extradición a Estados Unidos de los narcos que hagan un "desmantelamiento pacífico" del negocio. Sin embargo, admite que esto depende de "una negociación" con ese país, que no se ha pronunciado frente a esta iniciativa.
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