Biden se hace a un lado y deja a senadores trabajar

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WASHINGTON (AP) — A lo largo de cinco décadas en Washington, Joe Biden sabía que la forma de influir era estar en la sala donde se produce. Pero en el segundo año de su presidencia, algunas de las victorias legislativas más sorprendentes y que definen su legado se produjeron con él manteniéndose al margen.

Una nutrida serie de leyes bipartidistas este verano han llegado al escritorio de Biden, en temas que abordan la violencia con armas de fuego e impulsan el sector manufacturero de alta tecnología. El presidente está ahora en la cúspide de asegurar lo que él llamó la “pieza final” de su agenda económica con la repentina resurrección de un acuerdo demócrata sobre el clima y los medicamentos de prescripción. Y en un giro improbable para el mandatario que ha promovido sus décadas de experiencia en el Capitolio, sus ayudantes atribuyen sus victorias al hecho de que Biden se limitó a dar ánimo a los legisladores en vez de estar diciéndoles lo que hacer.

“En un Senado dividido 50-50, cuando la Casa Blanca se apropia de un tema, asusta a muchos republicanos”, dijo el senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut. “Creo que todo esto es a propósito. Cuando se da un paso atrás y se deja que el Congreso lidere, y luego se ejerce presión y ayuda en los momentos adecuados, puede ser una estrategia mucho más eficaz para conseguir las cosas".

Los demócratas y la Casa Blanca esperan que la racha de victorias legislativas, tanto bipartidistas como no, a sólo cuatro meses de las elecciones de noviembre, ayude a resucitar su suerte política mostrando a los votantes lo que pueden lograr incluso con las mayorías más estrechas.

Biden inauguró el año 2022 con su agenda legislativa paralizada, sus números en las encuestas a la baja y una admisión de que había cometido un “error” en su forma de actuar.

“El público no quiere que sea el ‘presidente-senador’”, señaló. “Quieren que sea el presidente y que deje a los senadores ser senadores”.

Dejar que los senadores sean senadores no fue tarea fácil para Biden, cuya identidad política y personal está arraigada en sus años de formación en esa cámara. Pasó 36 años como senador por Delaware, y ocho más como presidente del Senado, cuando fue valorado por sus relaciones en el Capitolio y sus conocimientos como vicepresidente de Barack Obama.

Cuando Biden dio un paso atrás, dejó que sus ayudantes se encargaran de gran parte de las negociaciones directas. Su estrategia legislativa, en cambio, se centró más en utilizar su papel de presidente para dar empujones estratégicos a su agenda tanto con los legisladores como con los votantes.

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