La muerte del jefe de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, en un ataque con dron estadounidense en Kabul, no afectará la capacidad de las ramas de la organización yihadista, pero abre un periodo de sucesión clave para la red, según los analistas.
El egipcio Zawahiri se puso al frente de la red en 2011, tras la muerte de Osama Bin Laden a manos de un comando estadounidense en Pakistán.
Jugó un papel clave en el proceso de descentralización que permitió a Al Qaida sobrevivir, indica a la AFP Hans-Jakob Schindler, director de la ONG Counter-Extremism Project (CEP) y antiguo experto de Naciones Unidas sobre el yihadismo.
"Integró nuevos actores importantes a la red, como los Shebab, que ahora controlan un 30% de Somalia, y supervisó la formación en 2017 del Jnim [acrónimo en árabe del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes], nueva coalición de Al Qaida en África del Oeste", agrega.
Zawahiri "no estaba implicado en las decisiones diarias del Jnim, de los Shebab o de Abu Sayyaf en Filipinas" por lo que su muerte no afectará a sus planes, explica Schindler.
"Pero hace falta una personalidad que tenga cierto protagonismo porque los jefes de cada franquicia tenían que jurarle lealtad", indica. "Por eso, será un desafío reemplazarlo", advierte.
Entre los posibles sucesores citados por los expertos están dos otros egipcios, Saif al-Adel, antiguo teniente coronel de las Fuerzas Especiales y figura de la vieja guardia de Al Qaida, y Abu Abdelkarim al-Masri, líder del grupo Hurras al-Din, en Siria.
"Contrariamente a la situación después de la muerte de Osama Bin Laden, una gran parte de los dirigentes de Al Qaida se fueron a Siria, donde muchos murieron", subraya en Twitter Rita Katz, la directora del centro estadounidense para la vigilancia de sitios islamistas SITE.
En cuanto a Saif al-Adel, "algunos rumores indican que se fue a Siria tras ser liberado de prisión en Irán", agrega, reconociendo la falta de informaciones fiables.
- "Efectivos diezmados" -
"Aunque los números de Al Qaida se han visto diezmados a lo largo de los años, incluso a través de la caza furtiva de muchos de sus miembros por parte del grupo Estado Islámico en los distintos escenarios en los que operaban ambas organizaciones, Zawahiri ha mantenido el rumbo", señala el Centro Soufan, un laboratorio de ideas independiente estadounidense, en una nota publicada el martes.
"La elección del próximo jefe dirá mucho de los futuros planes de Al Qaida", analiza, mientras recuerda que la muerte o la captura en los últimos años de altos cargos de la vieja guardia deja Al Qaida con un umbral "cada vez más estrecho de posibles sucesores".
La presunta connivencia de Saif al-Adel con Irán, donde se cree que ha pasado la mayor parte de los últimos veinte años, podría alejarle del apoyo de la joven guardia de Al Qaida y de las tendencias más antichiítas de la red.
Este elemento favorecería a los jefes yihadistas de Siria, como Abu Abdelkarim al-Masri, agrega la nota.
El Centro Soufan subraya además que la muerte de Zawahiri en Kabul pone en dudas el compromiso de los talibanes con el acuerdo de Doha, que se selló en 2020 con Estados Unidos e indicó que ya no tolerarían la presencia de Al Qaida en Afganistán.
Tras un largo silencio mediático en 2019 y 2020, que incluso llevó a especulaciones sobre su estado de salud, Zawahiri volvió a emitir de repente vídeos en septiembre de 2021, luego en noviembre, en febrero y en abril, apunta Hans-Jakob Schindler.
"De repente, Afganistán ha vuelto a caer en manos de los talibanes y Zawahiri ya no puede mantener la boca cerrada", ironiza el experto, para quien el hecho de que murió en Kabul "confirma de una vez por todas que los talibanes, como en los años 1990, están dispuestos a acoger y proteger a Al Qaida".
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