Hungría votó el martes en contra de un acuerdo de la Unión Europea (UE) para reducir el consumo de gas y calificó el plan de "inaplicable".
"Se trata de una propuesta injustificable, inútil, inaplicable y perjudicial", dijo a la prensa el ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto.
El gobierno húngaro fue el único Estado miembro de los Veintisiete que se opuso a la propuesta, que terminó por adoptarse por mayoría relativa.
"Fuimos los únicos en señalar que votamos no, dado que este decreto ignora por completo los intereses del pueblo húngaro", declaró Szijjarto, en Bruselas.
El compromiso alcanzado en la capital belga prevé que cada país hará "todo lo posible" por disminuir, entre agosto de 2022 y marzo de 2023, su consumo de gas en al menos un 15% respecto a la media de los últimos cinco años en el mismo período.
En caso de "riesgo de escasez grave", un mecanismo de alerta hará que la reducción del 15% sea "vinculante" para los Veintisiete, pero este objetivo se adaptará a las realidades de cada estado.
Este sistema pretende aunar esfuerzos en caso de emergencia para ayudar a Alemania, que depende en gran medida del gas ruso.
Un gran impacto en la primera economía de la Unión Europea inevitablemente generaría repercusiones en todos los demás. De ahí, la necesidad de la solidaridad.
El plan fue criticado duramente en los últimos días por parte de varios Estados, sobre todo del sur de Europa.
Pese a que al final votaron a favor del compromiso de reducir el gas, sólo la Hungría de Viktor Orban, acostumbrada a luchar contra Bruselas por sus políticas, se mantuvo firme en su posición contraria.
Szijjarto calificó de "dudosa la base legal", al afirmar que la seguridad del suministro energético era "responsabilidad de los gobiernos nacionales".
"¿Alguien en Bruselas les va a explicar a los húngaros que hay gas en Hungría que los particulares y las empresas no pueden usar? ¡Es un sinsentido!", proclamó el canciller.
Hungría, que también depende del petróleo y el gas de Rusia, declaró a mediados de julio el "estado de emergencia" ante la crisis energética, con la invasión rusa a Ucrania como telón de fondo.
Contrariamente a la estrategia de la UE de separarse de Moscú, Szijjarto visitó Moscú la semana pasada para discutir la compra de 700 millones de metros cúbicos adicionales de gas, que se sumarían a los 4.500 millones suministrados cada año a Budapest antes del conflicto en Ucrania.
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