Naciones Unidas (ONU) acusó el lunes a las fuerzas armadas centroafricanas de entrenar y armar a las milicias que atacaron el pueblo de Boyo a finales de 2021, en lo que podrían ser crímenes de guerra y contra la humanidad.
Murieron al menos 20 civiles, cinco mujeres y niñas fueron violadas, se quemaron unas 547 casas y más de 1.000 personas tuvieron que huir del pueblo por el ataque, que tuvo lugar del 6 al 13 de diciembre de 2021 en el centro de República Centroafricana, según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Estos abusos fueron cometidos por "elementos armados, en su mayoría antiguos combatientes de la milicia anti-Balaka (grupos de mayoría cristianos, ndlr), pero también decenas de jóvenes reclutados por otros miembros de la seguridad y de las fuerzas armadas centroafricanas", detalla el documento.
Aparentemente, el objetivo de este ataque era castigar a la comunidad musulmana de Boyo, considerada como partidaria de un grupo armado que lucha contra el gobierno.
Se trata, según la ONU "de uno de los primeros casos (...) en los que el gobierno, junto a miembros de sociedades militares privadas, entrenaron y armaron a jóvenes reclutados en la zona, creando milicias para penetrar en pueblos bajo control de grupos armados".
El informe concluye que los actos perpetrados en Boyo podrían constituir crímenes de guerra y contra la humanidad.
En la respuesta oficial al informe, las autoridades centroafricanas afirmaron que "no está corroborado con pruebas" la relación de estas milicias con las fuerzas gubernamentales.
República Centroafricana es el segundo país con el índice de desarrollo más bajo del mundo, según la ONU. Y lleva desde 2013 inmerso en una grave crisis político-militar.
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