EL CAIRO (AP) — El marroquí ya había hecho varios intentos fallidos de llegar a Europa desde Libia, cruzando el Mediterráneo. Este último fue diferente. La fuerza que interceptó la embarcación en que viajaba con otra cincuentena de migrantes fue mucho más brutal.
Individuos armados golpearon y humillaron a los migrantes, según relata. Los llevaron a un centro de detención donde por semanas, a veces meses, fueron golpeados, maltratados y torturados. Dijo que varias veces lo golpearon con las culatas de los rifles y con mangueras.
Los uniformados que los maltrataban pertenecían a una Autoridad de Apoyo a la Estabilidad (AAE), una milicia que desempeña un papel importante en los esfuerzos por frenar el flujo de migrantes que intentan llegar a Europa desde África.
Si bien los maltratos de migrantes no son nada nuevo en Libia, grupos de derechos humanos y migrantes que estuvieron detenidos dicen que los abusos de esta milicia son más graves y coordinados. Señalan asimismo que se benefician del apoyo de la Unión Europea a las políticas para contener el cruce de migrantes.
La AAE tiene tanta fuerza como los organismos oficiales de lucha contra la migración ilegal, como la Guardia Costera y la Armada. A diferencia de ellos, sin embargo, responde directamente el consejo presidencial y no está sujeta a los esfuerzos de la UE y las Naciones Unidas por contener los abusos.
Más de una docena de migrantes entrevistados por la Associated Press relataron los maltratos que sufrieron a manos de la AAE en Maya, en las afueras de la capital, Trípoli. Temerosos de represalias, los migrantes hablaron a condición de ser identificados solo por sus primeros nombres. Todos estaban tratando de salir de Libia.
“Lo único que quiero es salir de este infierno”, declaró Rabei, un egipcio de 32 años. Dijo que vio repetidas golpizas de migrantes hasta que perdían el conocimiento y los sacaban arrastrados. No sabe si están vivos o muertos.
La AAE no respondió a llamados y mensajes de la AP pidiendo comentarios. En el pasado, tanto la milicia como el gobierno rechazaron denuncias de abusos de Amnistía Internacional.
Cientos de miles de migrantes de África del norte y el Medio Oriente usan a Libia como escala para llegar a Europa. Por años, milicias libias se han involucrado en el tráfico de personas y detenido a migrantes, abusando de ellos y extorsionándolos.
El centro de detención más conocido de la AAE es un complejo en una antigua fábrica estatal de Maya. Las agencias de la ONU y otras organizaciones que trabajan con migrantes no tienen acceso al centro, de acuerdo con una portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones Safa Msehli.
Unos 1.800 migrantes pasaron por allí desde su creación, según estima Libya Crimes Watch. Las mujeres y niños son retenidos en un sector aparte, de acuerdo con esa agrupación.
Libya Crimes Watch y Amnesty International documentaron separadamente numerosos abusos en el centro de detención de Maya, incluidas torturas, violaciones, trabajos forzados, prostitución forzada, hacinamiento y escasez de agua y comida.
Ramadan, un egipcio que salió hace poco del centro de Maya, dijo que un joven marroquí fue golpeado brutalmente tras ser pillado tratando de escaparse. Lo dejaron en su celda una semana, sangrando, con heridas que se infectaban, mientras otros migrantes pedían a los guardias que lo llevasen a un hospital.
Finalmente, los guardias lo sacaron arrastrado. “Estaba vivo. No sabemos qué pasó con él”, dijo Ramadan.
En Libia hay una guerra civil desde el 2011 y el país tiene dos gobiernos rivales, uno en el este y otro en el oeste del país, ambos apoyados por distintos aliados internacionales y numerosas milicias.
En un esfuerzo por contener el flujo de migrantes, la UE le dio al gobierno de Trípoli más de 500 millones de dólares desde el 2015. El dinero debe ser usado para reforzar la guardia costera, vigilar la frontera sur y mejorar las condiciones de los centros de detención administrados por el Ministerio del Interior.
Se supone que la UE y la ONU monitorean la situación en los centros de detención y se aseguran de que los migrantes son bien tratados. Sin embargo, se cometen grandes abusos.
La AAE no está sujeta a supervisión alguna. Fue creada en el 2021 y reconocida por el gobierno de Trípoli, que le encomendó una serie de tareas relacionadas con la seguridad, incluida la de combatir la migración ilegal.
Está encabezada por Abdel-Ghani al-Kikli, un caudillo conocido como “Gheniwa” acusado por Amnistía Internacional de crímenes de guerra y otras violaciones de los derechos humanos en la última década.
Sigue siendo financiada por el gobierno de Trípoli, ahora encabezado por el primer ministro Abdelhamid Dbeibah. En el 2021 el gobierno asignó 9 millones de dólares a la milicia. También le hizo pagos ad hoc, el más reciente en febrero, por el equivalente a 28 millones de dólares, de acuerdo con funcionarios del gobierno y Amnistía Internacional.
Un ex jefe de la guardia costera dijo que la AAE retira dinero indirectamente de un fondo de la UE. Él y otros funcionarios hablaron también a condición de permanecer anónimos por temor a represalias.
Voceros de la UE no respondieron a pedidos de comentarios sobre la AAE.
Los funcionarios libios dijeron que la AAE coordina sus actividades con la guardia costera y la armada, y que en algunas partes, como Zawiya, la guardia costera “prácticamente les pertenece”, según dijo un marino.
Sus embarcaciones son mantenidas por la armada, que recibe fondos de la UE, señaló otro.
Acotó que la AAE participa en la coordinación de tareas entre Libia y Frontex, el organismo de la UE que lidia con la inmigración.
En varios episodios, los efectivos de la AAE mataron a tiros a migrantes durante intercepciones en el mar.
Dos migrantes egipcios fallecieron este año en la prisión de Maya, de acuerdo con migrantes y activistas. Un informe de expertos de la ONU documentó torturas y abusos en la prisión de Maya y dijo que al menos tres personas fueron tan maltratadas que fallecieron. El informe señaló que el jefe de la prisión, Mohamed al-Kabouti, participó personalmente en las golpizas de detenidos.
“Te golpean por horas, con cualquier cosa: bastones, culatas, barras de acero. Algunos usan palos y los puños”, expresó Rabei, el migrante egipcio, quien estuvo preso tres meses, hasta que pudo pagar unos 650 dólares para que lo soltasen.
“Llega un momento en que deseas estar muerto para evitar las golpizas”, manifestó.
El-Sayed, un marroquí que estuvo detenido en Maya, describió cómo lo torturaron en reiteradas ocasiones con mangueras y descargas eléctricas. Los guardias lo obligaron a llamar a su familia para que le mandase dinero para que lo dejasen ir. Sus parientes lograron reunir 1.100 euros, tras lo cual fue liberado.
“Si tienes dinero, puedes salvarte. De lo contrario, te quedarás allí para siempre”, expresó.