China aceleró la aprobación para la construcción de nuevas plantas de carbón este año, según informó Greenpeace el miércoles, con lo que las autoridades intentan reducir el riesgo de una escasez de electricidad.
China es el mayor emisor del mundo de los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.
El presidente Xi Jinping se comprometió el año pasado a reducir progresivamente el uso de carbón a partir de 2026 como parte de un ambicioso conjunto de compromisos nacionales sobre el clima.
Pero los activistas temen que esos objetivos se vean amenazados por las ambiciones económicas del gobierno.
En el primer trimestre de 2022, los reguladores chinos dieron luz verde a la creación de centrales de carbón con una capacidad total de 8,63 gigavatios, según una investigación realizada por Greenpeace.
Esta cifra representa casi la mitad de toda la capacidad de producción de carbón aprobada el año pasado, según los defensores del medio ambiente.
El consumo de electricidad se ha disparado este verano mientras China sufre una intensa ola de calor.
China depende del carbón para el 60% de su electricidad, y ha pedido a los mineros que aumenten su capacidad en 300 millones de toneladas este año.
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