El verano comenzó en Estados Unidos con muchas infecciones por el cambiante coronavirus, pero relativamente pocas muertes en comparación con sus encarnaciones previas. El COVID-19 sigue matando a centenares de estadounidenses cada día, pero no es tan peligroso como lo fue el otoño y el invierno pasados.
“Va a ser un buen verano y nos merecemos este respiro”, expresó Ali Mokdad, profesor de Ciencias de Estadísticas de Salud de la Universidad de Washington en Seattle.
Con más estadounidenses protegidos de síntomas graves gracias a las vacunas e infecciones previas, el COVID-19 se ha transformado —al menos por ahora— en apenas un fastidio inconveniente para muchos.
La situación “se siente cautelosamente bien ahora”, dijo el doctor Dan Kaul, especialista en enfermedades infecciosas en el Centro Médico de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. “Por primera vez que yo recuerde, desde que comenzó, no tenemos a ningún paciente en cuidados intensivos”.
En momentos en que el país se apresta a celebrar el Día de la Independencia el 4 de julio, el número promedio diario de muertes por COVID-19 en Estados Unidos ronda los 360. El año pasado, durante una calma veraniega similar, la cifra estaba en 228 a inicios de julio. Esa sigue siendo la cifra más baja de muertes diarias en el país desde marzo de 2020, cuando el virus comenzó a diseminarse.
Pero hubo muchos menos casos reportados en ese lapso del año pasado: menos de 20.000 diarios. Ahora son unos 109.000 y eso casi seguramente está por debajo del número real, porque las pruebas diagnósticas realizadas en casa no son reportadas rutinariamente.
Hoy, en el tercer año de la pandemia, es fácil sentirse confuso con el panorama: Las infecciones repetidas son cada vez más probables y una porción considerable de los infectados van a enfrenar síntomas persistentes de COVID-19, pero el peligro de muerte ha disminuido radicalmente para muchos.
“Eso es porque estamos ahora en un punto en el que el sistema inmunológico de todos nosotros ha reconocido el virus o ha tenido vacunas dos o tres veces”, manifestó el doctor David Dowdy, epidemiólogo en la Facultad Bloomberg de Salud Pública de la universidad Johns Hopkins. “Con el tiempo, el cuerpo aprende a no reaccionar excesivamente cuando detecta el virus”.
“Y lo que vemos ahora es que las personas en promedio se enferman cada vez menos”, agregó.
Hasta ocho de cada 10 personas en Estados Unidos han sido infectadas al menos una vez, de acuerdo con un modelo influyente.
La tasa de muertes por COVID-19 ha sido cambiante, pero recientemente ha caído al rango de una temporada promedio de influenza, de acuerdo con datos analizados por Mara Aspinall, investigadora de la Universidad Estatal de Arizona.
Al principio, algunas personas decían que el coronavirus no era más letal que la influenza “y, por un largo tiempo, eso no fue cierto”, dijo. En ese entonces, la gente no tenía inmunidad. Los tratamientos eran experimentales. Las vacunas no existían.
Ahora, dice Aspinall, la inmunidad acumulada ha hecho caer la tasa de muertes firmemente al rango de una temporada típica de influenza. Durante la última década, la tasa de mortalidad por influenza fue de alrededor del 5% al 13% de los hospitalizados.