Las recetas con fresas no suelen ser "adelgazantes", y eso que las fresas no tienen prácticamente calorías. Por lo general, estos simpáticos frutitos funcionan como añadido para otros postres, sea un helado de vainilla, un bizcochuelo y demás preparaciones dulces. Quienes quieren cuidar la línea, suelen privarse de estas delicias a pesar de que las fresas en sí solo tienen unas 32 kilocalorías (kcal) cada 100 gramos. Por suerte existen sabrosísimas alternativas para quienes cuidan la figura. Un buen ejemplo es el yogur helado, que se prepara rapidísimo. Lo único que lleva tiempo para este postre es congelar las fresas. Una vez que están congeladas, se las tritura con una licuadora. Luego se agrega yogur natural descremado, se le añade una cucharada de miel y... ¡listo! Ricas en vitaminas y minerales Las fresas no solo son una fruta bienvenida para picotear, también son muy saludables porque contienen más vitamina C que los limones y las naranjas. Además del ácido fólico, la vitamina B1 y la vitamina K y otros minerales como zink, cobre y manganeso, las fresas también aportan polifenoles que previenen enfermedades cardiovasculares, matan gérmenes, tienen efecto antiinflamatorio y aparentemente podrían prevenir cuadros oncológicos. Las fresas silvestres contienen un mayor contenido de polifenoles que las cultivadas en cantero recubierto de plástico. ¿Hasta cuándo se pueden consumir las fresas que no parecen estar en buen estado? Las fresas son bastante sensibles y se echan a perder rápido. Lo ideal es conservarlas en el cajón de la verdura en la nevera, pero no aguantarán más de dos días. Antes de guardarlas hay que retirar todas las que estén un poco aplastadas o machucadas para evitar que se forme moho rápidamente. Por más que sea una única fresa la que está con moho, hay que deshacerse de toda la cajita, porque los demás frutos también podrían estar infectados. Las que presentan partes oscuras y blandas tampoco deberían ser consumidas, ya que podrían estar infestadas de bacterias. dpa