Colombia: Uribe acepta diálogo con Petro, su opositor

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BOGOTÁ (AP) — Luego de décadas de oposición política, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez aceptó reunirse con Gustavo Petro, el primer presidente electo de izquierda en el país, en el marco de un acuerdo nacional que pretende reunir amplios sectores para llegar a consensos en una nación polarizada.

La víspera, el llamado “acuerdo nacional” de Petro sólo contaba con aliados o sectores afines, sin embargo, al recibir la credencial como presidente electo, invitó a Uribe como un gesto “simbólico” de su apertura al diálogo con casi la mitad del país que no votó por él, sino por el magnate de bienes raíces Rodolfo Hernández.

Uribe, quien gobernó entre 2002 y 2010 y se mantiene vigente en la política, accedió al encuentro en un escueto mensaje de Twitter, donde suele pronunciarse e incluso dar línea política a su partido, el Centro Democrático. “Agradezco la invitación del presidente Gustavo Petro. Acudiré a la reunión en representación del Centro Democrático. Son visiones diferentes sobre la misma patria”, aseguró.

Petro agradeció a través de la misma red social la respuesta positiva del expresidente Uribe al encuentro que aún no tiene fecha pública: “Bienvenidos a la era del diálogo que es la base de toda humanidad... estoy seguro que Colombia agradecerá el que encontremos puntos comunes para una patria común”.

Durante la tensa campaña presidencial, Uribe criticó constantemente a Petro, quien en su juventud militó en la extinta guerrilla M-19, impulsando la idea de que un eventual gobierno suyo sería parecido al del difunto Hugo Chávez en Venezuela.

“Hermanos venezolanos que viven en Colombia y puedan votar... ya que el chavismo los expulsó de Venezuela, ayuden a que no gane Petro, versión audaz, que trata de esconderse y llena de odio”, advirtió Uribe el 27 de mayo, en alusión a los 2,2 millones de migrantes venezolanos que se encuentran en Colombia tras la crisis social y económica de su país.

En sus años de senador, Petro señaló a Uribe de presuntamente promover grupos paramilitares. Lo cual siempre ha sido negado por Uribe, quien en 2008 como presidente extraditó a Estados Unidos a varios de los jefes paramilitares para que pagaran condenas en ese país.

La reunión de antagonistas políticos en Colombia ha sido leída por algunos como un gesto político importante en un país que vivió cinco décadas de conflicto armado interno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que dejaron las armas en 2016 luego de firmar un acuerdo de paz con el Estado.

“Sin duda van a haber tensiones nuevas o antiguas que reaparecen. Nadie está esperando que haya una especie de acuerdo integral entre Gustavo Petro y Álvaro Uribe, pero creo que la sola disponibilidad de conversar ya es simbólica, importante. Muchas veces los grandes cambios empiezan por las palabras”, dijo a The Associated Press el senador de centro Humberto de la Calle, quien fue parte del equipo negociador del gobierno en el proceso de paz.

Petro prometió en campaña que cumpliría con el acuerdo de paz firmado con la extinta guerrilla, se trata entonces de uno de los puntos de tensión con Uribe, quien ha sido siempre crítico de lo firmado al considerar que los excombatientes tendrán “impunidad” al no pagar cárcel a cambio de confesar sus crímenes públicamente y acudir a un tribunal de paz.

Colombia quedó dividida luego de la firma del acuerdo de paz. En un plebiscito convocado para refrendarlos, ganó el sector liderado por Uribe, que se oponía a su implementación tal como estaba en el papel.

“Es muy probable que el doctor Uribe mantenga sus reservas, pero pienso que en este punto la ruta está clara, tengo la sensación de que esas reservas iniciales de muchos colombianos (hacia el proceso de paz) han ido disminuyendo, entienden que es el momento de pasar la página”, dijo De la Calle.

Uribe ha sido protagonista de la escena política en Colombia durante las últimas dos décadas. Fue muy popular durante sus dos gobiernos y luego impulsó la primera presidencia de Juan Manuel Santos en 2010 y después la candidatura del actual presidente Iván Duque, quien ganó en 2018, quien termina con una alta impopularidad.

“Estos cuatro años del gobierno Duque fueron fatales para el uribismo y la figura del mismo Uribe se ha desdibujado, aunque no ha desaparecido”, dijo a la AP Sandra Borda, analista política y docente de la Universidad de Los Andes.

Aún en esa posición, el uribismo será una fuerza política fundamental en la oposición a Petro, pues conserva una bancada numerosa en el Congreso. Petro ha dicho que en su gobierno garantizará el ejercicio de la oposición y que no perseguirá judicialmente a sus contradictores políticos.

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