Uagadugú, 22 jun. El presidente de Burkina Faso, Paul Henri Sandaogo Damiba -que lidera el país desde el golpe de Estado del pasado 24 de enero- se reunió este martes con dos de sus antecesores, el depuesto Rock Kaboré y Jean-Baptiste Ouedraogo, en un movimiento inesperado que busca "destensar" la situación política.
"El teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba y sus dos predecesores al frente del Estado burkinés conversaron sobre asuntos de seguridad, la gestión de la transición y muchos otros temas de interés nacional", señaló la Presidencia del país africano en un comunicado que recogieron medios locales a última hora de ayer.
Tras ser derrocado y detenido en el golpe del 24 de enero, las autoridades de transición burkinesas permitieron a Kaboré regresar a su domicilio a principios de abril pero su partido, el Movimiento Popular para el Progreso (MPP), denunció que el exmandatario sufría aún restricciones pese a las repetidas demandas para su puesta en libertad total de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
Ouedraogo, por su lado, encabezó entre 1982 y 1983 uno de los diversos gobiernos militares que ocuparon el poder en el país desde su independencia en 1960.
"El encuentro entre estas tres personalidades demuestra la voluntad de reconciliación del jefe de Estado, por una Burkina unida, determinada y solidaria en la lucha contra la hidra terrorista" y supone la primera de varias acciones para "destensar la situación política" y avanzar hacia la "refundación nacional", dijo la Presidencia.
La reunión se produjo un día después de que el Ejecutivo anunciara varias medidas de seguridad para luchar contra el yihadismo que azota el país, incluyendo el establecimiento de "dos zonas de interés militar" en la región del Sahel y la región Este, donde se desarrollarán operaciones y "cualquier presencia o actividad humana queda prohibida".
Burkina Faso sufre a menudo ataques yihadistas desde abril de 2015, perpetrados por grupos vinculados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico.
La región más golpeada por la inseguridad es la del Sahel, que comparte frontera con Malí y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, como la región del Boucle du Mouhoun (oeste), desde 2017, y la región Este, desde 2018.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión de Kaboré.
Meses después, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- que acarreó la suspensión del país por parte de la CEDEAO y la Unión Africana (UA).
La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos en Burkina Faso ascienda ya a más de 1,9 millones, según las últimas cifras del Gobierno burkinés. EFE
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