NUEVA YORK (AP) — Laura Romani, una residente del área de Chicago con experiencia en educación y biblioteconomía, había estado pensando en una nueva carrera.
“Estuve en casa hace un par de años reflexionando sobre toda la experiencia que obtuve y cómo quería contribuir a la comunidad latina, permitiéndome al mismo tiempo estar sola y hacer uso de mi amor por los libros y mi pasión por el multilingüismo”, dice.
La solución: una librería. Con la ayuda de una subvención local y cheques de estímulo que ella y su esposo recibieron durante la pandemia, Romani abrió Los Amigos Books inicialmente como una tienda en línea el año pasado y ahora con un pequeño local físico con un frente azul brillante en Berwyn, Illinois. Se enfoca en cuentos infantiles en inglés y español.
“Todo va de la mano”, dice Romani sobre su decisión.
Tiendas como la de Romani ayudaron a contribuir a un año de sólido crecimiento y mayor diversidad para la Asociación Estadounidense de Libreros (ABA, por sus siglas en inglés), el grupo comercial de propietarios de librerías independientes. Según la directora ejecutiva Allison Hill, la asociación ahora tiene 2.010 miembros en 2.547 ubicaciones, un aumento de más de 300 desde la primavera boreal de 2021. Es el total más alto de ABA en años, a pesar de que la asociación endureció sus reglas en 2020 y permitió solo tiendas que “venden principalmente libros” (más del 50% del inventario), a diferencia de cualquier tienda que ofrezca libros. La ABA tampoco cuenta más a los vendedores cuyas membresías están inactivas.
Hill atribuye parte del aumento a los propietarios que retrasaron la renovación de sus membresías a principios de 2021, lo que refleja la incertidumbre sobre el impacto de la pandemia. Pero una cantidad sustancial de adiciones, más de 100, son tiendas que abrieron durante el año pasado, docenas de ellas propiedad de personas de una variedad más amplia de grupos raciales y étnicos. Esas tiendas van desde Libelula Books & Co. en San Diego hasta Yu and Me Books en el barrio chino de Nueva York, Modern Tribe Bookshop en Killeen, Texas, y Socialight Society en Lansing, Michigan.
La ABA, durante años un grupo predominantemente blanco, estableció un comité de diversidad e inclusión en 2021 luego que el presidente de la junta directiva, Jamie Fiocco, reconociera en junio de 2020, a raíz del asesinato de George Floyd, que la asociación no había hecho lo suficiente para “romper las barreras a la membresía y el servicio para personas negras, indígenas y gente de color (BIPOC, por sus siglas en inglés)”.
“El aumento de las tiendas BIPOC es un gran cambio para nosotros”, dice Hill.
Al igual que Romani, muchos nuevos propietarios tenían carreras anteriores o todavía las tienen al margen. Sonyah Spencer trabaja como consultora para ayudar a financiar The Urban Reader en Charlotte, Carolina del Norte, una tienda centrada en libros afroamericanos que abrió en parte debido al movimiento Black Lives Matters y su preocupación por un aumento en las prohibiciones de libros en escuelas de Estados Unidos sobre temas que algunos consideran polémicos. En Locust Grove, Georgia, Erica Atkins era una profesora universitaria y entrenadora que, mientras se recuperaba de una cirugía, tuvo una visión (divina, según ella cree) de que debería abrir una tienda, lo que ahora es Birdsong Books.
“He dedicado mi vida a compartir conocimientos”, dice. “Cada vez que tengo una conversación con alguien, le doy recomendaciones de libros”.
En Ossining, Nueva York, Amy Hall es vicepresidenta de la compañía de ropa Eileen Fisher y dice que su trabajo en la moda la inspiró a abrir Hudson Valley Books for Humanity. Había estado revisando sus estanterías y comenzó a pensar en cómo la sostenibilidad en la ropa podría aplicarse a lo que lee. Decidió abrir una tienda que ofreciera principalmente libros usados y que, por lo demás, reflejara la diversidad económica y étnica de Ossining.
“Quería construir una librería que diera la bienvenida a personas de todos estos diferentes segmentos de nuestra comunidad”, dijo. Los nuevos libros que mantiene en stock se centran en la justicia social y el medio ambiente, entre otros temas.
Después de las preocupaciones iniciales de que la pandemia devastaría las ventas de libros, los editores han registrado fuertes ganancias en los últimos dos años y los vendedores independientes han resistido. Hill y otros temían que cientos de tiendas miembros pudieran cerrar en 2020. En cambio, alrededor de 80 cerraron y solo 41 cerraron en 2021.
La venta independiente de libros es un negocio resiliente, pero rara vez seguro. Durante décadas, ha sido una historia de confrontación de obstáculos, ya sea el surgimiento de las “supertiendas” Barnes & Noble en la década de 1990 que ayudaron a sacar del negocio a miles de miembros de ABA, el poder creciente de Amazon.com o problemas recientes como retrasos en la cadena de suministro e inflación de precios.
Spencer, de Urban Bookstore, dice que los costos más altos, especialmente por alquiler y envío, la han hecho luchar para alcanzar el punto de equilibrio. Atkins de Birdsong Books ha notado un gran salto en los precios de las Biblias, con el precio de una edición King James aumentando en varios dólares. En las librerías Changing Hands en Arizona, la compradora Miranda Myers ha visto varios cambios de precios, incluido el de “Sea of Tranquillity” de Emily St. John Mandel, uno de los principales lanzamientos literarios de la primavera boreal, y el próximo volumen de “Lore Olympus” de Rachel Smythe.
Myers dijo “notar definitivamente que estos aumentos de precios ocurren cada vez más”. Al mismo tiempo, según la propietaria de Changing Hands, Gayle Shanks, las ventas “han subido mucho. Tuvimos el mejor primer trimestre que hemos tenido en la historia de la tienda y este segundo trimestre también está aumentando. La gente parece estar leyendo más que nunca”.