PARÍS (AP) — El doloroso pie izquierdo de Rafael Nadal fue adormecido con múltiples inyecciones en dos nervios durante el Abierto de Francia, la única forma que ha encontrado para lidiar con una condición crónica que, reconoce, pone en duda su futuro en el tenis.
En cualquier otro torneo, dijo Nadal, no habría persistido en lo que llamó “condiciones extremas”.
Pero cinco simples palabras pronunciadas después de hilvanar los últimos 11 juegos en la victoria 6-3, 6-3, 6-0 sobre un abrumado Casper Ruud — en la final del domingo en la cancha Philippe Chatrier — dejó en claro la mentalidad del español: “Roland Garros es Roland Garros”.
Y aunque Nadal, campeón del Abierto de Francia por 14ta vez a sus 36 años, es obviamente diferente al Nadal que se coronó en Roland Garros por primera vez en 2005 a los 19, ese deseo de dar el máximo, pase lo que pase, para “encontrar soluciones” — una de sus frases más utilizadas — sigue siendo el mismo.
Ante el dolor crónico de pie izquierdo con que ha lidiado durante años, Nadal había dicho en varias ocasiones en los últimos días que no descartaba que cada partido que disputaba en la tierra batida de París pudiera ser el último de su carrera.
En una entrevista en la cancha con Eurosport al final del duelo del domingo, Nadal reveló que jugó la final “sin tener sensación” en su pie izquierdo después de recibir una “inyección al nervio” y afirmó que ese pie estuvo prácticamente “dormido” por la anestesia.
Nadal dijo poco después que probará otros métodos para ayudar a su pie —incluyendo, incluso, una forma de “quemar, un poco, el nervio”— durante la próxima semana para ver si eso podrá permitirle competir en Wimbledon, donde ha ganado dos de sus 22 títulos de Grand Slam, una cifra récord entre los hombres. El torneo inicia el 27 de junio en el All England Club.
En caso de que estos nuevos tratamientos no funcionen, dijo Nadal, entonces deberá considerar someterse a lo que llamó una cirugía mayor y, eventualmente, una “decisión sobre cuál es el próximo paso en mi futuro”.
El astro español añadió que “estoy jugando sin dolor, pero con cero sensaciones”.
“Es como cuando te duermen el nervio en el dentista. No tengo sensibilidad para nada, y por eso he podido jugar. Tan simple como eso”, sostuvo.
“Es obvio que con las circunstancias en que estoy jugando no puedo y no quiero seguir”, subrayó.
En cuanto a Wimbledon, Nadal afirmó que “es un torneo que no quiero perderme, nadie quiere perdérselo”.
Pero fue enfático al advertir que no se infiltrará para jugar en el césped británico.
“Con antiinflamatorios puedo seguir jugando, pero no con inyecciones que anestesian el pie. No quiero ponerme en esa situación de nuevo”, dijo. “Puede pasar una vez, pero no es una filosofía de vida que quiero seguir”.