PARÍS (AP) — Iga Swiatek dijo que comenzó a sentir como una carga pesada su racha prolongada de triunfos. Estaba consciente de que la atención se enfocaba en ella, sobre todo en una final de un torneo del Grand Slam.
Y pese a su formidable tiro, sus prodigiosos reflejos y la constante mejoría en su saque, lo que más necesitaba la polaca era una forma de aminorar el ruido, de hacer caso omiso a todas las estadísticas y de encontrar la manera de concentrarse en cada punto y en cada tiro.
Durante el Abierto de Francia, supo hacerlo hasta el final. Invicta desde febrero, Swiatek volvió a lucir imbatible al ganar su segundo título en Roland Garros.
Coco Gauff, que a sus 18 años jugó su primera final de un Grand Slam, prácticamente no tuvo posibilidades, como ha sucedido últimamente con la mayoría de las oponentes de Swiatek.
La primera preclasificada venció a Gauff 6-1, 6-3 en la final del sábado para obtener su segundo título aquí —el primero fue en 2020— y extender su racha invicta a 35 partidos.
Con ello igualó la racha invicta de Venus Williams en 2000, la más larga en lo que va del siglo.
Swiatek ha ganado sus últimos seis torneos y tiene un récord de 42-3 en la temporada.
Brotaron las lágrimas de Swiatek durante la ejecución del himno nacional polaco —es la única jugadora de esa nacionalidad que gana un título de grand slam— y nuevamente en la entrega de los trofeos.
“Le dije a Coco, ‘no llores’, dijo Swiatek. ”¿Y qué estoy haciendo yo?"
Durante su discurso de victoria, ofreció algunas palabras de aliento a Ucrania, invadida por Rusia en febrero.
“Permanezcan fuertes, porque el mundo sigue ahí”, dijo Swiatek a los ucranianos. En su gorra blanca lleva una cinta con los colores azul y amarillo de su bandera.
Ha surgido como la figura dominante del tenis. Serena Williams está sin jugar desde hace casi un año y Ash Barty, campeona de tres Grand Slam, anunció en marzo su retiro y su renuncia al número uno en el ránking mundial.
Con ello, Swiatek llegó a la cima de la WTA y ha demostrado que lo merece. Su última derrota fue en febrero de 2017 ante la campeona de Roland Garros Jelena Ostapenko.
Dijo que ha controlado la presión leyendo “Los Tres Mosqueteros” y otros libros, así como cantando en su mente una cancón de Dua Lipa, que consideró su “placer culposo”.
“Básicamente esta parte ha sido la más difícil, porque una puede ver que en un Grand Slam hay muchas sorpresas”, explicó. “No es fácil lidiar con todo este ambiente distinto ni con la presión”.
Su juego es eficiente en todas las superficies, pero sus mayores triunfos los ha logrado sobre la arcilla roja.
En una jornada cálida, con temperatura de 28 grados y algunas nubes en el cielo (a pesar de los pronósticos de tormentas eléctricas), Swiatek quebró el primer saque de su adversaria con ayuda de Gauff, que mandó un directo a la red, cometió doble falta —ante un gemido colectivo de los espectadores— y mandó otro largo.
Otro quiebre dejó a Gauff en desventaja 3-0 al cabo de 15 minutos de juego, y luego 4-0.
Los espectadores en Roland Garros suelen simpatizar con el jugador que está perdiendo, y por eso se multiplicaron los gritos de “Allez, Coco!”. Cuando se puso el 4-1 en el tablero, los gritos y rugidos correspondían más al triunfo en un set, no apenas en un game.
Gauff inició el segundo set quebrando a Swiatek por única vez y mantuvo su saque para el 2-0. ¿Sería el anuncio de un partido más parejo? ¿Tal vez de un tercer set?
Nada de eso, Swiatek se repuso y rápidamente empató el set.
Swiatek no solo gana, sino que lo hace con facilidad. Suma 16 sets ganados 6-0 en 2022, y aún no ha pasado medio año..