PIRENÓPOLIS, Brasil (AP) — A lo largo de nueve días, una procesión religiosa conocida como la Fiesta del Divino Espíritu Santo lleva mensajes de fe y cantos a granjas y aldeas del campo en el estado brasileño de Goias.
Como una caravana medieval, el grupo enmarcado por pequeñas banderas rojas y blancas está compuesto por más de 300 personas, muchas de ellas a caballo.
La representación celebra la llegada del Espíritu Santo a los apóstoles de Jesús tras su crucifixión y se lleva a cabo desde hace dos siglos, cuando los colonizadores portugueses la trajeron a Brasil. Una vez allí, recibió la influencia de las culturas de los pueblos indígenas y de los esclavos negros.
Los participantes rezan y cantan canciones tradicionales, compartiendo historias nacidas en la época colonial. Incorporan la danza folclórica brasileña Catira, así como el Lundu, originario de África. Los fieles apelan a Dios con peticiones y promesas en busca de milagros y bendiciones.
Cada vez que la procesión llega a una granja, sus miembros reciben comida y una bienvenida. Los asistentes instalan sus espacios para dormir en medio de altares y arcos ricamente adornados, y tocan la guitarra y el acordeón, bailando hasta la noche.