INDIANÁPOLIS (AP) — ¡Así es Juan!
Esa es la frase que la gente suele pronunciar cuando Juan Pablo Montoya no quiere hacer algo, pospone la respuesta a lo que se le pidió o simplemente finge que no escucha.
Ahora está de regreso en el Indianapolis Motor Speedway, para lo que podría ser su última aventura como piloto. Cumplirá 47 años en septiembre y se enfoca en impulsar la carrera de su hijo en el automovilismo.
Así que durante el “Viernes Rápido”, cuando Montoya dio sólo un par de vueltas en medio de los vientos de 66 kilómetros (41 millas) por hora, algunos de sus rivales se preguntaron si el colombiano quiere siquiera estar en la carrera. Tampoco se destacó mucho en las sesiones de prácticas ni en la clasificación.
The Associated Press le preguntó a Montoya qué pensaba de la opinión de algunos competidores, en el sentido de que no está poniendo todo su esfuerzo en Indianápolis. El piloto se quedó en silencio, mirando por la ventanilla del Chevrolet Camaro en que se marchaba.
“Bien por ellos”, respondió. Y eso fue todo.
El bogotano es un enigma. Lo ha sido durante su carrera que abarca más de tres décadas.
Hace lo que quiere cuando quiere. Algunos lo consideran demasiado directo y testarudo. Pero todos coinciden en que en varios momentos ha sido uno de los mejores pilotos del mundo.
Como aquella vez que compareció en las 500 Millas de Indianápolis como novato en 2000 y lideró 167 de las 200 vueltas para llevarse el triunfo. O unas semanas después, cuando compitió en la carrera de la CART en Michigan y peleó rueda a rueda con Michael Andretti durante casi 12 vueltas al final, para ganar lo que se sigue considerando uno de los mayores duelos en la historia de los monoplazas en Estados Unidos.
Montoya se mudó a la Fórmula Uno a la temporada siguiente y, apenas en su tercera carrera, le ganó un duelo de temeridad a Schumacher. Montoya se negó a ceder cuando buscaba la punta, y su empecinamiento sacó de la pista al alemán legendario.
Consiguió siete victorias en la F1. Ganó en Monza, Mónaco y Silverstone, antes de cansarse de la politiquería de esta categoría automovilística.
Fue entonces cuando le llamó a Chip Ganassi para ver si tenía un auto para él en Estados Unidos. La respuesta fue una invitación a la NASCAR, donde Montoya corrió durante siete temporadas, con un par de victorias en la Cup Series.
Luego volvió a la IndyCar. Por primera vez en 14 años, Montoya corrió en el Indianapolis Motor Speedway, y finalizó quinto en su segunda experiencia dentro de la Indy 500.
¿Qué hizo al año siguiente? Montoya se coronó en 2015. Consiguió así su segundo triunfo en tres participaciones dentro de las 500 Millas de Indianápolis.
Las estadísticas de Montoya en esta competición no parecen reales: Dos victorias en seis inicios y apenas una vez en la que ha terminado debajo del noveno puesto. No terminó en 2016, cuando se involucró en una colisión.
Taylor Kiel, presidente de la escudería Arrow, dijo que Montoya está “absolutamente” involucrado con la carrera, y aportará experiencia y conocimiento a un grupo conformado por el mexicano Pato O'Ward y Felix Rosenqvist.
Se trata de dos pilotos inexpertos en las 500 Millas de Indianápolis.
“Encuentro que Juan puede ser un aditivo para nuestro programa en muchos aspectos. Ciertamente tiene mucha experiencia, y su currículum habla por sí solo”, dijo Kiel el viernes. “Pero lo que él aporta es una opinión y una perspectiva fresca. Viene a este equipo por un mes y es capaz de darnos una opinión sobre dónde piensa que estamos. Creo que eso es importante.
“Es capaz de ganar esta carrera desde cualquier posición de largada. Está en lo correcto, la carrera es el domingo y yo tengo plena confianza en que él se colocará adelante, como lo hizo el año pasado”.
Así, si Montoya no considera necesario correr cada vuelta en Indianápolis a fin de prepararse, le dirá a Arrow McLaren SP que la carrera no es sino hasta el domingo y que no piensa arriesgar su auto.
Correrá con Arrow por segundo año consecutivo, tras finalizar noveno el año pasado. Admite que es más listo, sereno y calculador que en su juventud.
“Soy bueno, no necesito fingir nada... Soy el tercer piloto de este equipo, tengo el tercer bólido”, dijo a la AP. “Si lo destruyo antes de la carrera, entonces sé que el cuarto auto no será tan bueno como el que tengo ahora.
“¿Por qué correr riesgos? Sería una estupidez”.