ROMA (AP) — José Mourinho, el autoproclamado “Special One”, sería hoy descrito mejor como un “Hombre del Pueblo”.
El técnico portugués amplió su marca perfecta en finales europeas a cinco títulos al llevar a la Roma a alzar el trofeo de la primera edición de la Liga Conferencia.
Después de ganar títulos prácticamente todos los clubes que ha dirigido, más recientemente con potencias europeas como Real Madrid, Chelsea y Manchester United, brindarle a la Roma su primer trofeo continental en más de seis décadas es una sensación diferente.
“Una cosa es ganar cuando tomo mundo espera que se gane, cuando el plantel fue formado para ganar, cuando se hicieron las inversiones para triunfar, pero es totalmente distinto ganar cosas que serán inmortales, eternas”, dijo Mourinho con lágrimas en los ojos tras la victoria de 1-0 que la Roma consiguió el miércoles sobre Feyenoord en Tirana, Albania. “Esto lo hace a uno sentirse en verdad especial”.
La Roma, tricampeona en la Serie A que había perdido sus dos finales europeas anteriores, no ganaba nada desde que se alzó con el trofeo de la Copa Italiana, un torneo a menudo desdeñado, hace 14 años.
Mourinho también se llevó la Copa de la UEFA 2003 y la final de la Liga de Campeones al frente del Porto; la final de la Liga de Campeones 2010 con el Inter y la final de la Liga Europa de 2017 con el Manchester United, convirtiéndose en el primer estratega que guía a cuatro clubes distintos a la conquista de títulos europeos.
Dirigiendo al Chelsea y al Real Madrid ganó numerosos torneos nacionales.
En el silbatazo final, Mourinho mostró en lo alto sus cinco dedos para señalar sus cinco títulos europeos mientras celebraba saltando.
“Por supuesto que pienso en mí, pero pienso mucho más en los aficionados de la Roma, que pueden celebrar esta noche”, afirmó. “Espero que puedan festejar. Esto vivirá para siempre”.
Además de los pocos miles de espectadores de la Roma en la pequeña Arena Nacional en Tirana, 50.000 hinchas de los Giallorossi presenciaron el encuentro en pantallas gigantes en el Estadio Olímpico en Roma.
Al final del encuentro, los aficionados invadieron la cancha del Olímpico, agitaron banderas y cantaron himnos del equipo.
Los festejos continuaron durante toda la noche en Roma con los fanáticos encendiendo bengalas frente al Coliseo y recorriendo plazas históricas de la ciudad en sus motonetas. Luego, 3.000 de ellos dieron la bienvenida al club de regreso a casa en el aeropuerto de la ciudad a las 4:00 de la mañana.