Exjefa de comisión de desinformación vio torrente de abusos

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WASHINGTON (AP) — Como muchos millennials, Nina Jankowicz, anunció con emoción a través de Twitter su nuevo puesto de directora ejecutiva de una comisión sobre desinformación creada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Pero en lugar de felicitaciones, el tuit de Jankowicz provocó un torrente de obscenidades sexistas en las redes sociales e incluso correos electrónicos con amenazas de violación o muerte, que siguen acosándola a pesar de que renunció el miércoles tras el desastroso estreno del programa.

Es una situación conocida.

Decenas de mujeres en todo el mundo han debido renunciar a posiciones de poder debido a oleadas de acoso en línea, acoso físico e insultos. La velocidad y la virulencia desenfrenada de los ataques revelan cómo las redes sociales pueden servir para acelerar la discordia.

“Es triste, pero no sorprendente, esta manera de imponer silencio y terror en el mundo”, se lamentó Danielle Citron, profesora de Derecho en la Universidad de Virginia y estudiosa de la privacidad en línea y los crímenes de odio racial. “Es algo metódico. Adicionalmente, es francamente amedrentador”.

En 2018, después de ganar una elección que la llevó a ser la primera legisladora negra en Vermont, Kiah Morris dijo que renunciaba debido a las amenazas racistas, incluso de un tuitero que amenazaba con acosarla en los actos políticos.

Amy Acton, exdirectora de salud de Ohio y una de varias funcionarias de salud de Estados Unidos que fue objeto de amenazas en línea después de recomendar el uso de mascarillas y el acatamiento de las normas de cuarentena por el COVID-19, renunció cuando se armaron protestas frente a su domicilio portando carteles sexistas y antisemitas.

La parlamentaria británica Heidi Allen renunció en 2019 porque estaba “agotada” tras recibir mensajes “viles” de odio, entre ellos los de un hombre que publicó vistas aéreas de su casa con amenazas. El hombre fue encarcelado posteriormente.

Un informe de Naciones Unidas sobre Finlandia publicado meses atrás confirmó las sospechas de muchas mujeres: las mujeres de cualquier corriente política reciben 10 veces más mensajes abusivos por Twitter que los hombres, incluso con mensajes de odio que las exhortan a suicidarse. El informe de la ONU concluye que los abusos impiden que las democracias sean igualitariamente representativas.

Jankowicz dijo el miércoles que no se dejará “acallar” por el acoso en línea y que no fue la última provocación la que causó su renuncia.

Pero el efecto fue el mismo.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, decidió el martes detener el trabajo de la comisión debido a la recepción negativa que obtuvo y la inquietud creciente de que distraía del trabajo del departamento sobre la desinformación, dijeron dos funcionarios que hablaron bajo la condición de anonimato por tratarse de deliberaciones internas. Jankowicz decidió renunciar debido a la pausa en el trabajo de la comisión.

Por cierto que el lanzamiento desastroso de la comisión y sus problemas para responder a las preguntas sobre su cometido, financiación y trabajo convirtió a la iniciativa en algo contencioso desde el comienzo. Varios detractores y legisladores republicanos preguntaron si la comisión no limitaría la libertad de expresión y los derechos de privacidad. Otros expresaron inquietudes sobre las declaraciones de Jankowicz durante la elección de 2020 en las que advirtió sobre la posible injerencia rusa en torno a la proveniencia de una laptop que supuestamente pertenecía a Hunter Biden, el hijo mayor del presidente.

Comentaristas de derecha, usuarios de Twitter y presentadores de televisión realizaron una campaña implacable, llena de ataques sexistas y declaraciones engañosas sobre Jankowicz. Un comentarista de Fox News se preguntó si era correcto que aceptara dirigir la comisión estando embarazada. Un extremista de derecha la llamó “enferma mental” y “judía sucia” en su podcast. Jankowicz no es judía. La semana pasada, varios sitios noticiosos conservadores informaron falsamente que Jankowicz aspiraba al poder de editar directamente los mensajes en Twitter.

“Yo trataba de hacer un trabajo importante para proteger a los estadounidenses de una amenaza real”, aseguró Jankowicz, pero tuvo que dedicarse a denunciar una ola incesante de amenazas en su contra.

“Era horrible. Eran (mensajes) constantes, emails, amenazas en Twitter, amenazas en otros medios que yo no miraba, Evidentemente es amedrentador y muy desagradable”.

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