Rhiannon Muise, de 21 años, se graduó el año pasado en la Universidad Edge Hill de Lancashire y tiene acumuladas 45.000 libras (56.000 dólares, 53.000 euros) en préstamos estudiantiles, una cantidad que, según ella, tardará "toda la vida" en devolver.
Muise, que estudió danza y arte dramático, sabe que le costará encontrar un trabajo bien remunerado, pero no quiere cambiar de oficio para poder rembolsar sus préstamos.
La presión de una enorme deuda "es agotadora, especialmente para alguien de 20 años que recién empieza a pensar en su carrera".
Según datos publicados en abril por el Parlamento, los licenciados británicos cargan mayor deuda media por individuo que cualquier otro país desarrollado.
En Inglaterra, 1,5 millones de estudiantes piden prestados casi 20.000 millones de libras al año. De media, los graduados en 2020 acumularon una deuda de 45.000 libras.
Zeno, un estudiante londinense de 25 años que prefiere no dar su apellido, debe casi 75.000 libras al gobierno por sus préstamos y dice que, a menos que "gane la lotería", estará pagando esta deuda con su salario durante 30 años.
- Aumento del precio de inscripción -
La universidad solía ser gratuita en el Reino Unido, que disponía de becas con que cubrir el coste de la vida para los estudiantes más desfavorecidos.
Pero en los años 1990, una reforma para hacer la educación superior menos elitista disparó el número de estudiantes. Y desde 2012 aumentó gradualmente el precio de las matrículas para ayudar a las universidades a sufragar los costes.
En el Reino Unido, la educación es competencia de los gobiernos autónomos, así que Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen diferentes disposiciones que Inglaterra.
Aquí las matrículas ascienden a 9.250 libras anuales para los estudiantes británicos e irlandeses. Los gastos de alojamiento y manutención son a parte.
El ejecutivo desempeña un papel importante en la financiación, concediendo préstamos a los estudiantes que deben devolver cuando empiezan a trabajar y ganan más de 27.295 libras al año.
Lo que reembolsan anualmente depende de sus ingresos. Disponen de 30 años para pagar, tras los cuales el gobierno cancela la deuda restante.
- ¿Más progresista? -
Según Nick Hillman, director del Higher Education Policy Institute, con sede en Oxford, "este sistema es más progresista que el de Estados Unidos, por sus generosas condonaciones para los graduados con menor sueldo".
Sin embargo, en épocas de alta inflación, el sistema puede sufrir un revés.
En el Reino Unido, los préstamos para estudiantes están vinculados a la inflación, actualmente la más alta de los últimos 30 años.
La tasa de interés se calcula añadiendo 3 puntos porcentuales al índice de precios al consumo. En septiembre, esta puede alcanzar el 12%.
Los estudiantes tendrán que soportar así el pago de una elevada deuda, además de la pérdida de poder adquisitivo. Todo ello, sumado a los efectos de la pandemia, que afectan de forma desproporcionada a los jóvenes, reduciendo las oportunidades de empleo.
Por si fuera poco, desde años los salarios no siguen el aumento de la inflación.
- Incapaces de pagar -
En Estados Unidos, la deuda estudiantil es una preocupación nacional desde hace tiempo: la Reserva Federal estima que el total asciende a 1,76 billones de dólares.
Los estudiantes estadounidenses tienen una deuda media por individuo de casi 41.000 dólares, según el centro de reflexión Education Data Initiative, de la que el presidente Joe Biden prometió condonar una cantidad "significativa".
En Estados Unidos -donde el 75% de centros educativos son públicos- sólo una pequeña proporción de estudiantes va a caras universidades de primera categoría, lo que hace que la deuda media sea menor, explica Claire Callender, experta en estudios de educación superior del University College London.
Además, "las universidades estadounidenses ofrecen más ayudas como becas y subvenciones para atraer a los estudiantes que en Inglaterra, lo que reduce la necesidad de pedir préstamos estudiantiles", agrega.
En otros lugares como Canadá, el interés medio que paga un estudiante es de apenas 2,5%.
En la mayoría de Europa, pocos estudiantes piden préstamos, ya que existen ayudas para las familias con bajos ingresos y las universidades públicas tienen tasas bajas.
Para 2050, el gobierno británico prevé que los préstamos pendientes superen los 560.000 millones de libras (703.000 millones de dólares).
Según Hillman, más de la mitad de los créditos estudiantiles nunca son reembolsados. Por eso, a partir de 2023 una reforma dará 40 años, en lugar de los actuales 30, para completar un pago que comenzará en cuanto se ganen 25.000 libras anuales.
Pero, con el coste de la vida disparado y la mayor pérdida de poder adquisitivo de las últimas tres décadas, una parte importante de estos podría no volver nunca a las arcas del Estado.
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