CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene programado emprender el jueves una gira de cinco días por cuatro países centroamericanos y Cuba, donde discutirá el modelo de desarrollo de su gobierno y formas para aminorar los factores que impulsan la migración.
Será apenas el tercer viaje al extranjero en más de tres años para un mandatario que suele decir que la mejor política exterior es una buena política interna. La gira representa una oportunidad para que México reafirme su liderazgo en América Latina y será bien recibida por algunos mandatarios que enfrentan presiones del gobierno de Estados Unidos y de otras entidades por sus supuestas tendencias antidemocráticas.
Tanto geográfica como metafóricamente, México se encuentra entre Estados Unidos y el resto de América Latina. López Obrador ha rechazado las críticas que datan de la administración de Donald Trump de que su gobierno hace el trabajo sucio de Washington al frenar a los migrantes antes de que lleguen a la frontera de Estados Unidos.
López Obrador será recibido en Centroamérica, en parte, como un emisario de Estados Unidos en lo que respecta a la política migratoria. Él y el presidente Joe Biden hablaron por teléfono el viernes y sus cancilleres se reunieron en Washington el martes.
El gobierno de Estados Unidos ha estado intentando construir un consenso con vistas a la Cumbre de las Américas programada para junio en Los Ángeles. Confía en concretar una estrategia regional para el control de los flujos migratorios, que en los últimos años han implicado a un gran número de centroamericanos, aunque en fecha más reciente también a haitianos, cubanos, venezolanos, colombianos y personas de otros continentes.
“Estamos trabajando estrechamente para enfrentar un desafío migratorio sin precedentes en nuestro hemisferio y en todo el mundo, y la colaboración con México es absolutamente vital”, declaró el martes el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken.
Existe coincidencia entre López Obrador y Biden de que deben abordarse las causas de la migración, como la falta de oportunidades económicas, la delincuencia y la corrupción. López Obrador ha exhortado repetidamente a Biden a que financie la expansión hacia Centroamérica de algunos de los programas sociales que ha implementado en México
Uno de esos programas paga a los agricultores para que siembren árboles que a la larga pueden generar ingresos mediante la cosecha de frutas o explotación maderera, y los incentiva a quedarse en sus lugares de origen. Este programa fue elogiado por el enviado de la Casa Blanca para el Clima, John Kerry, durante una visita el año pasado. Otro programa contempla la capacitación de jóvenes como aprendices en empresas. Algunos críticos afirman que ambos programas carecen de rendición de cuentas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, donde López Obrador hará su primera escala el jueves, dijo que esperaba discutir la inmigración y el programa de plantación de árboles.
Ana Vanessa Cárdenas, coordinadora del programa de Relaciones Internacionales de la Universidad Anáhuac Mayab, en el estado de Mérida, dijo que los vínculos entre México y Estados Unidos son importantes para los gobiernos centroamericanos que enfrentan presión para atender las causas de la migración porque “México es un facilitador de esta ayuda y un motivador también de dicha ayuda”.
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ha estado bajo presión de Estados Unidos por retroceder en la lucha contra la corrupción en su país, una campaña central para la imagen de López Obrador en México.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha sido objeto de condena internacional desde que impuso un estado de excepción luego de un aumento en los asesinatos a manos de pandillas a fines de marzo, por lo que la visita de López Obrador, quien pregona la estrategia de “abrazos, no balazos” para la seguridad pública, es una buena oportunidad para mostrar que no está aislado.
Las fuerzas de seguridad salvadoreñas arrestaron a más de 22.000 presuntos pandilleros en poco más de un mes, y las organizaciones de derechos humanos dicen que ha habido muchas detenciones arbitrarias.
El senador mexicano Emilio Álvarez Icaza, expresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, solicitó la semana pasada a López Obrador que suspenda la visita a El Salvador porque sentaría un grave precedente que la primera vez que un presidente mexicano esté en El Salvador sea justo en el marco de un estado de excepción.
“Habla mal de la democracia mexicana, pero para el otro país tiene un efecto contrario. Avala que esté haciendo las cosas en un marco de reconocimiento internacional que difícilmente Nayib Bukele lo va a tener de otro país”, señaló Cárdenas.
En Honduras, la nueva presidenta Xiomara Castro ha forjado una estrecha relación con el gobierno de Biden. El mes pasado, Honduras extraditó al expresidente Juan Orlando Hernández para que enfrentara cargos por drogas y armas en Estados Unidos. Castro hizo campaña con la promesa de combatir la corrupción. La mandataria busca activar la economía y generar empleos, por lo que podría estar abierta a las propuestas de López Obrador si hay dinero que las sustente.
La agenda de López Obrador en Belice es menos clara. El pequeño país no tiene un problema migratorio significativo, pero el mandatario mexicano dejó entrever un tema de discusión esta semana. Uno de sus proyectos favoritos es la construcción de un tren turístico en la Península de Yucatán, que colinda con Belice. El llamado Tren Maya ha sido criticado por su impacto ambiental y la falta de estudios de factibilidad, pero López Obrador insiste en que traerá desarrollo a regiones empobrecidas.
El martes, López Obrador dijo que el tren beneficiará a Belice y Guatemala porque propiciará la actividad económica a lo largo de la frontera sur de México.
La última parada del presidente, en Cuba, será la más simbólica.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel visitó México para sus celebraciones de independencia el año pasado. López Obrador ha gobernado en gran medida como nacionalista y populista, pero se ha posicionado políticamente como un izquierdista devoto.
“Todos los presidentes de México en la historia post-revolucionaria de Cuba han hecho un viaje a Cuba, y obviamente, (Andrés) Manuel López Obrador, el presidente de izquierda, no podía ser la excepción", dijo Jorge Guajardo, exdiplomático mexicano y director sénior en McLarty Associates en Washington.
La visita también representa una oportunidad para rechazar la idea de que López Obrador se ha alineado demasiado con Estados Unidos para contener la migración, añadió.
El mandatario mexicano ha criticado el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, y dijo a funcionarios estadounidenses que ningún país debería ser excluido de la Cumbre de las Américas. El gobierno de Biden ha insinuado que Cuba, Venezuela y Nicaragua no serían invitadas.
“Creo que su viaje a Cuba es un mensaje al ala más izquierdista de su grupo”, dijo Guajardo.
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María Verza en Ciudad de México y Sonia Pérez D. en Ciudad de Guatemala contribuyeron a este despacho.