Raytheon Technologies no podrá acelerar la producción de misiles antiaéreos Stinger antes de 2023, debido a la falta de piezas disponibles, advirtió el martes el jefe de esa compañía estadounidense de defensa.
Los países occidentales han estado enviando a Ucrania miles de estos misiles tierra-aire con sus lanzadores que se colocan en los hombros, que son eficaces contra helicópteros y aviones que vuelan a baja altura. Washington ha prometido 1.400 misiles más.
Pero las existencias han disminuido y su reposición llevará un tiempo.
Raytheon había dejado de fabricar el misil hasta que recibió un pedido por 340 millones de dólares, realizado a mediados del año pasado por el Pentágono en nombre de un cliente internacional.
El contratista de defensa ya estaba en proceso de reiniciar la línea de producción, pero el CEO Greg Hayes reconoció, durante una llamada con analistas que tenían un problema: "Tenemos un stock muy limitado de material para la producción de los Stinger".
El fabricante ha estado trabajando con el Pentágono en este asunto, pero "por desgracia, el Departamento de Defensa no ha comprado un Stinger en unos 18 años, y algunos de los componentes ya no están disponibles comercialmente", dijo Hayes.
Por este motivo, Raytheon tendrá que rediseñar algunos de los componentes electrónicos.
La empresa "aumentará la producción" en la medida de lo posible este año, pero es probable que no sea hasta 2023 o 2024 para que "veamos llegar los pedidos para los grandes reabastecimientos, tanto del Stinger como del Javelin, que también ha tenido mucho éxito en el teatro de operaciones", explicó Hayes.
El Javelin es producido por una empresa conjunta de Lockheed-Martin y Raytheon.
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