Más de un siglo después de que el ingeniero brasileño Alberto Santos Dumont grabara su nombre en la historia de la aviación, compatriotas suyos ambicionan conquistar el cielo... esta vez con aviones de papel.
Ocho estudiantes de carreras tan disímiles como ingeniería, veterinaria o nutrición compitieron el lunes en Rio de Janeiro por dos cupos para representar a Brasil en el sexto Campeonato Mundial de Aviones de Papel de Red Bull, que se disputará en mayo en Salzburgo (Austria) con participantes de 62 países.
Lo hicieron lanzando pequeñas aeronaves de papel en el Museu do Amanhã, donde se han realizado exposiciones para homenajear a Santos Dumont (1873-1932), a quien muchos consideran el padre de la aviación, por encima de los hermanos estadounidenses Wright.
El 12 de noviembre de 1906, a las afueras de París, Dumont logró el que se considera el primer despegue y control de vuelo de un avión de forma totalmente autónoma.
Fueron 220 metros recorridos, a unos seis metros de altura y en 21 segundos a bordo del biplano XIV bis.
En este torneo que a los ojos de muchos es un juego de niños, los 'herederos' del genial inventor tienen un reto similar: crear los avioncitos de papel que más tiempo perduren en el aire y que recorran la mayor distancia posible.
- Lejos del récord -
En la prueba clasificatoria, los participantes -elegidos entre 2.500 aspirantes- crearon su aeroplano doblando una hoja de papel formato A4 de cien gramos.
"Los aviones en la modalidad de mayor distancia es como si fueran cohetes (...) Los de mayor tiempo en el aire son como planeadores, tienen alas más grandes", explica a la AFP José Silva, quien como la mayoría de sus contrincantes empezó a aficionarse a esta práctica en el colegio.
Este estudiante de computación de Goiania (centro-oeste), de 24 años, participó por segunda vez en las clasificatorias al campeonato mundial, en el que Brasil triunfó en dos ediciones (2006, 2009) en la categoría de mayor tiempo.
Pero Silva marcó el último tiempo (2,11 segundos), lejos de los 7,61 del ganador, Pedro Cruz, y del récord mundial de 27,9, del japonés Takuo Toda.
"Estoy en éxtasis", afirmó Cruz, de 19 años, tras la victoria.
- Lanzamiento de jabalina -
Richard Amorin, de 23 años, compitió en la categoría de mayor distancia tras practicar a diario en las calles de Pernambuco (noreste), donde muchos de sus aviones acababan colgados en árboles o tejados.
Su habilidad en la construcción la atribuye en parte a la técnica adquirida como lanzador de jabalina.
"La biomecánica del lanzamiento es muy parecida. En la jabalina hay ciertos grados", que se deben hacer con el brazo para lanzar de forma adecuada. Con esa misma inclinación (entre 34 y 37 grados) "se puede mandar el avión para que no suba tanto y haga la parábola", señaló este estudiante de educación física.
Amorin obtuvo finalmente el tercer registro, con 35,10 metros, frente a los 40,3 del vencedor, Isaac Queiroz, y los 69,1 del récord del estadounidense Joe Ayoob.
Pero confía en que Brasil sea bien representado en Austria.
"El brasileño siempre busca la manera de lograr cualquier cosa", apuntó. Como Santos Dumont.
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