No hay dudas de que las estaciones y los sistemas de carga de vehículos eléctricos determinarán el futuro de la electromovilidad. En este sentido, la alemana Siemens ha presentado una revolucionaria idea. En un aparcamiento de su Centro de Desarrollo en la ciudad de Múnich, esta empresa líder global en tecnología está probando, en todo tipo de vehículos eléctricos, una estación de carga muy especial. "Se trata de nuestro primer sistema de carga autónoma", señala Stefan Perras, responsable de Desarrollo Preliminar de la compañía. El ejecutivo señala una sobria instalación con la que quiere poner en marcha los coches eléctricos del futuro. Mientras que las columnas de carga se montaban hasta ahora en vertical, la instalación de Perras llega a la altura de las rodillas y se extiende a lo largo. Además, en lugar de cables convencionales del grosor de una manguera de jardín, utiliza cordones de cobre del diámetro de un brazo. "Cuanto más rápido queramos cargar, más potencia necesitaremos y mayores serán las secciones del conducto", explica Perras. Dentro de unos años, a más tardar, cuando los primeros camiones pesados quieran utilizar el cargador rápido para poder recargar sus baterías durante el periodo de descanso legalmente establecido para el conductor, se demandarán capacidades de carga de un megavatio y más. Sin embargo, los conductos serían tan gruesos y pesados que ya no se podrían enchufar a mano, señala el experto, al mismo tiempo que pone en marcha el sistema de carga autónoma. Al igual que las boquillas y los cepillos de un túnel de lavado, la manguera se desplaza a lo largo del vehículo hasta que las cámaras inteligentes encuentran el conector de carga en el guardabarros, en la parte delantera o bien en la trasera. "Acto seguido, el sistema de control calcula los ejes correctos, gira e inclina el conector según corresponda, conecta el conducto y comienza el proceso de carga", es como explica Perras el ballet tecnológico que está teniendo lugar en las instalaciones de Siemens. Sin embargo, los esfuerzos de la compañía bávara no solo se centran en la velocidad de carga, sino también en el confort, especialmente para los conductores de automóviles. "Si cargar un coche de gama media solo lleva uno o dos minutos, apenas hay tiempo para hacer una pausa, y el conductor puede quedarse sentado", explica el portavoz de Siemens, Bernhard Wardin. La empresa de Múnich no es la única que persigue estos objetivos con miras a la movilidad eléctrica del futuro. Mientras que el prototipo de Siemens aún funciona a 300 kW y solo alcanzará 1 MW en la próxima etapa de desarrollo, la suiza ABB ya ha presentado una columna de 360 kW que puede alimentar a cuatro vehículos simultáneamente. Según el fabricante, al ser la estación de carga supuestamente más rápida del mundo, esta puede cargar completamente y en solo 15 minutos todos los coches eléctricos que se ofrecen actualmente, y la electricidad para 100 kilómetros de autonomía fluye en menos de tres minutos. La empresa británica Voltempo, que desarrolla baterías especiales además de estaciones de carga, quiere ser aún más rápida. Su objetivo: "Llenar la batería en seis minutos", asevera Michael Boxwell, CEO la compañía. "Si conseguimos cargar un coche eléctrico con la misma rapidez con la que repostamos un coche diésel o de gasolina, habremos superado uno de los mayores obstáculos para el cambio a la movilidad eléctrica", puntualiza Boxwell. Cada vez más variedad y mayor velocidad: esta es solo una de las estrategias que los proveedores y las empresas del sector energético están utilizando para hacer frente al creciente parque de coches eléctricos. Paralelamente, están planeando nuevas estaciones de recarga a lo largo de las carreteras principales que harán que la parada obligatoria se convierta en toda una experiencia. En la actualidad, los puntos de recarga suelen estar ubicados en polígonos industriales de poco atractivo o junto a las áreas de servicio convencionales. Los puntos de recarga del futuro pasarán a ser auténticos parques temáticos y de atracciones, al menos de acuerdo con los actuales concursos de arquitectura y diseño. Mientras que estos diseños, por ejemplo, para la plataforma industrial Electric Autonomy de Canadá, son en su mayoría meras simulaciones y bocetos de ideas, la alemana Audi ya ha dado un paso más allá. A fines del año pasado, los bávaros inauguraron su primer "charging hub" cerca de la ciudad bávara de Núremberg. Esta consta de seis puntos de recarga eléctrica y un salón. Además, ofrece una amplia gama de servicios, desde la entrega de comestibles en el momento y un área con máquinas expendedoras hasta servicios de mantenimiento de vehículos. Sin embargo, la nueva ubicación está pensada más bien para los residentes que no tienen instalaciones de carga propias, y no para los conductores de paso. "Queremos estar presentes allí donde nuestros clientes no se levantan necesariamente por la mañana con un coche eléctrico completamente cargado, y al mismo tiempo pensamos en el futuro aumento de la demanda de carga", explica el director del proyecto, Ralph Hollmig. El ejecutivo añade que, en la estación, construida en muy pocos días con cubos especiales, se pueden cargar hasta 80 vehículos a lo largo del día sin que la capacidad del sistema de almacenamiento de electricidad integrado y la línea de 200 kW al proveedor local lleguen a sus límites. Según Ferdinand Dudenhoeffer, todos estos esfuerzos son imprescindibles. El economista del Centro de Investigación del Automóvil de la ciudad alemana de Duisburgo se opone a los complicados sistemas de pago, a la problemática autentificación y a las ubicaciones poco atractivas en zonas comerciales poco frecuentadas. El experto argumenta que, además de la ansiedad por la autonomía y los altos precios de adquisición, los largos tiempos de recarga y la moderada comodidad para hacerlo son los mayores obstáculos para los coches eléctricos. "Todo lo que haga que el tedioso proceso de carga sea más rápido, más cómodo y menos complicado hará avanzar la transición de la movilidad", afirma Dudenhoeffer. ¿Carga automatizada, estaciones de recarga al estilo de parques temáticos o lujosos salones de recarga? William Li, gerente fundador de la compañía china de vehículos eléctricos Nio, apuesta simplemente por sustituir la batería del coche. La red de estaciones automatizadas de intercambio de baterías de Nio permite cambiar rápidamente una batería vacía por otra llena en apenas 90 segundos, explica Florian Otto, portavoz de la empresa. La idea no es nueva y lleva más de dos décadas dando vueltas por el mundo del automóvil, por ejemplo, con la fallida "start-up" Betterplace, del empresario israelí-estadounidense Shai Agassi, y su concepto de baterías intercambiables. Pero mientras todos los demás se han limitado a teorizar, Nio hace tiempo que ha pasado de las palabras a los hechos. En China, la empresa de William Li ya instaló más de 700 estaciones de intercambio. Y a principios de este año, los chinos celebraron la inauguración de su primera estación en Europa, que se puso en marcha en la ciudad noruega de Oslo. dpa