Automóviles superdeportivos: pasado, presente y futuro

Han pasado 35 años desde su lanzamiento, y el Ferrari F40 sigue siendo sin dudas uno de los coches más icónicos de la historia del automóvil. Con este espectacular modelo de alto precio y magníficas prestaciones, Ferrari creó en 1987 una nueva categoría de vehículos.

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HANDOUT - Una leyenda de Ferrari: el F40 salió a la venta en tiempos de Enzo Ferrari y está considerado como uno de los primeros superdeportivos. Foto: Yves Noel/Autoworld-Brüssel/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo

Han pasado 35 años desde su lanzamiento, y el Ferrari F40 sigue siendo sin dudas uno de los coches más icónicos de la historia del automóvil. Con este espectacular modelo de alto precio y magníficas prestaciones, Ferrari creó en 1987 una nueva categoría de vehículos.

Su potencia de 352 kW/478 CV lo convirtió en el primer coche de carretera en superar la barrera de las 200 millas por hora. Con una velocidad punta de 321 km/h, el F40 fue declarado el nuevo superdeportivo.

Frank Wilke, especialista en coches clásicos de la empresa alemana de análisis de mercado Classic Analytics, acota que el Ferrari F40 no jugaba solo en la liga de los superrápidos, y que por entonces había al menos otros dos modelos de la misma categoría: el Porsche 959, que fue presentado por la misma época, y el McLaren F1, que irrumpió en el carril rápido por primera vez en 1993.

El Porsche, con 331 kW/450 CV, llegó poco antes que el Ferrari y, con sus 317 km/h de velocidad máxima, fue durante unos meses el coche de producción homologado para carretera más rápido del mundo. 

Con el asiento del conductor desplazado al centro, el McLaren ofrecía no solo increíbles prestaciones de hasta 461 kW/627 CV y una velocidad máxima de 370 km/h, sino también la experiencia de conducción de un coche de carreras de Fórmula 1. 

Los comisarios del museo del automóvil Autoworld, en Bruselas, escriben que siempre ha habido coches deportivos, y es justamente a esta categoría de vehículos que dedicaron a principios de año una exposición especial. 

Los organizadores se remontaron hasta el Lamborghini Miura (1966) y el Countach (1971), que catalogan como iconos de su época. Tampoco faltó el Mercedes 300 SL de 1954. 

En cuanto a la génesis de los modelos F40, 959 y F1, un experto del concesionario de coches deportivos estadounidense Marshall Goldmann, de Beverly Hills, explica que el boom bursátil de la década de 1980 había inyectado tanto dinero en las arcas de los superricos que había llegado el momento de crear una nueva categoría de vehículos con técnica más sofisticada y ediciones reducidas.

Según Frank Wilke, en la estela de estos modelos surgió toda una serie de superrápidos que se atrevieron a salir de su escondite y solicitaron entrar en el círculo de los exclusivos. 

El experto opina que, por muy espectaculares que fueran coches como el Jaguar XJ220 de 1992, el Lamborghini Diablo (1990) o, antes que estos, el BMW M1 (1978), nunca llegaron a ser considerados como superdeportivos.

"Llamaban la atención, pero tenían un diseño demasiado convencional. Para la primera división, siempre se necesita una tecnología única", asevera Wilke, refiriéndose a la exclusiva carrocería de carbono del Ferrari F40 o al asiento central del McLaren F1.

Por ese motivo, la siguiente generación de superdeportivos tardaría unas cuantas décadas en hacer su debut, superando los límites hasta el punto de ser inmediatamente celebrados como hiperdeportivos. Y, como no es de extrañar, estos provenían de los mismos protagonistas: Ferrari, McLaren y Porsche. En esta ocasión, la revolucionaria tecnología que utilizaron para dar el salto a la siguiente dimensión fue el accionamiento híbrido.

Inspirados en la tímida electrificación de la Fórmula 1, el LaFerrari, el P1 y el 918 Spyder no solo circulan por la ciudad austeros y silenciosos como un susurro, sino que también ofrecen altísimas prestaciones y valores de aceleración y velocidad que antes eran casi inimaginables.

El LaFerrari desarrolla una potencia de 708 kW/963 CV, pasa de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos y alcanza una velocidad máxima de 350 km/h. Los británicos ofrecen en el P1 674 kW/916 CV, 2,8 segundos y también 350 km/h. La alemana Porsche especifica valores de 652 kW/887 CV, 2,6 segundos y 345 km/h. 

Cabe mencionar además el Bugatti Veyron, diseñado por la alemana Volkswagen y producido por el fabricante francés Bugatti desde 2005 hasta 2015. Este coche no fue menos espectacular, pero, a pesar de sus poderosos 16 cilindros y 8,0 litros de cilindrada y un entonces inimaginable motor de combustión interna de 883 kW/1200 kW, seguía siendo comparativamente convencional. El Chiron le siguió en 2016. Se trata en ambos casos de hipercoches que con el paso del tiempo llegarán a convertirse en clásicos modernos o bien quedarán aparcados en museos como el Autoworld de Bruselas.

La próxima generación de coches de altas prestaciones ya está calentando motores, y los aficionados a los automóviles les están buscando una nueva denominación. Por primera vez con accionamiento totalmente eléctrico, sus prestaciones alcanzan un nuevo nivel con valores máximos de hasta 1471 kW/2000 CV. 

Las especificaciones superan a las de la Fórmula 1: de 0 a 100 en menos de dos segundos y más de 400 km/h con el acelerador a fondo, cifras que podrían llegar a intimidar incluso a pilotos profesionales al estilo de Max Verstappen y Lewis Hamilton.

También habrá que acostumbrarse a nuevos nombres. Ferrari, Porsche y McLaren siguen apostando por los motores de combustión interna para sus modelos superiores, al menos hasta ahora. Los recién llegados, como Rimac, Pininfarina y Lotus, están en camino a la cima estableciendo récords con sus modelos eléctricos Nevera, Battista y Evija.

Es difícil predecir si la carrera continuará y cómo. Expertos como Jan Burgard, de la consultora internacional Berylls, tienen dudas justificadas sobre las próximas generaciones de superdeportivos. Al menos si se les juzga según las disciplinas tradicionales.

"En el mundo eléctrico, el rendimiento es una variable demasiado fácil de alcanzar como para definir un coche a través de ella", asevera Burgard. No en vano, berlinas como el Mercedes EQS, con sus 560 kW/761 CV, ya ofrecen más potencia que un superdeportivo. Por no hablar de los hasta 750 kW/1020 CV del Tesla Model S o los 817 kW/1111 CV del Lucid Air. 

"Aun cuando estos valores vuelvan a duplicarse o triplicarse, entramos en un rango en el que las diferencias son solo teóricas y nadie puede llevarlas a la práctica", asevera Burgard.

"Si nadie presenta algo fundamentalmente nuevo y la competencia no se desplaza a otras disciplinas, tales como la carga rápida de baterías o la experiencia más allá de la conducción, los próximos hipercoches podrían ser los últimos", puntualiza el experto.

dpa

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