La Hungría de Orban en cuatro polémicas

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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que aspira el domingo a un cuarto mandato consecutivo, ha transformado profundamente a su país ignorando las críticas de los occidentales, que le reprochan una deriva autoritaria.

Hasta tal punto que en 2020, la influyente oenegé estadounidense Freedom House retiró a este país de Europa central de la lista de Estados democráticos y lo incluyó  en la de los "regímenes híbridos", hecho inédito en la Unión Europea (UE).

- Los "valores tradicionales" -

"El país de los cuentos para todos", una antología inclusiva en la que el príncipe azul es gay, se ha convertido en el emblema de los opositores a Orban.

Desde el verano boreal de 2021, hablar de homosexualidad ante menores es sancionable con una multa.

Esta ley, de hecho no aplicada, o apenas, es otra de las medidas tomadas a lo largo de los años y consideradas "homófobas" por las oenegés.

El primer ministro de 58 años quiere dejar su marca al favorecer una narración "iliberal" en el plano cultural y social, basada en la "defensa de una Europa cristiana".

Los "valores tradicionales" de la familia y el matrimonio están incluidos en la Constitución desde que Orban retornó al poder en 2010.

Con la misma voluntad de "defender la identidad húngara", Orban ha cerrado el paso a los migrantes y a las organizaciones que los ayudan. Ello le valió a Hungría varias condenas por la justicia de la UE.

- Proximidad con Putin -

Pese a su voluntad de cerrar la época comunista, el dirigente húngaro ha establecido relaciones privilegiadas con el presidente ruso, Vladimir Putin, en el marco de una política de apertura hacia el este.

Orban, que elogió en 2014 el "modelo ruso", tiene buena relación con el mandatario ruso, con el que se reúne con cierta frecuencia, para reforzar vínculos económicos, energéticos o sanitarios entre sus dos países.

Desde la invasión de Ucrania, Hungría, aunque acoge a refugiados, rehusá enviar ayuda militar y prohíbe el paso de armas letales por su territorio.

Se trata de una tercera vía, ni alineada con Washington, ni prorrusa como la de Serbia, que contrasta con la de Polonia, Rumania y los demás países de la UE  y los fronterizos de la OTAN.

Orban se ha vuelto asimismo hacia Pekín. Y apoya a los "hombres fuertes", como el expresidente norteamericano Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro.

- Pelea con Europa -

Tras años de tensiones,  2021 supuso el divorcio entre Orban y sus aliados conservadores europeos. Su partido, el Fidesz, dio un portazo al grupo conservador PPE en el Parlamento Europeo e inició negociaciones para acercarse a la extrema derecha.

También hubo tensiones con la Comisión Europea, que ha puso en marcha un inédito dispositivo que permite privar de fondos europeos a un país donde se constatan violaciones del Estado de derecho.

El mecanismo no ha sido aún activado, pero Hungría no ha recibido aún los 7.200 millones de euros del plan europeo de reactivación poscovid.

Bruselas cita problemas con los mercados públicos, conflictos de interés y casos de corrupción.

Budapest responde que se trata de una "decisión política" y critica los "abusos de poder" de la "élite burocrática" de Bruselas contra el "pueblo húngaro".

- Espiar a la población -

Cuando estalla el escándalo Pegasus en 2021, Hungría es el único país de la UE en figurar en la lista de usuarios del programa informático espía israelí.

Igual que Marruecos o México, el gobierno húngaro se benefició de esta tecnología para espiar unos 300 números de teléfono de opositores, según un consorcio de medios internacionales. Les autoridades, que no confirman los hechos, insisten en no haber violado las reglas.

Hungría fue condenada en 2016 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) precisamente por haber modificado la ley, con el objeto de convertir en legales estas prácticas.

jza-bg/anb/mav/me/es

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