Chile y Bolivia alegaron en La Haya por las aguas del Silala

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Chile calificó de "absurda" este viernes la demanda de Bolivia ante la corte internacional en La Haya para que su vecino pague por la utilización del río Silala, un nuevo diferendo entre ambos países.

Chile quiere que el alto tribunal declare el río Silala, que fluye desde Bolivia, como "curso de agua internacional" y le otorgue derechos iguales sobre sus aguas, algo que asegura que se le ha negado desde 1999.

"Al analizarla, la demanda de Bolivia es, con respeto, absurda", declaró Ximena Fuentes, viceministra de Relaciones Exteriores de Chile y representante de su país ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Bolivia considera que el Silala fue desviado de manera artificial por Chile, y afirma que el nacimiento del río se encuentran en la región de Potosí (sudoeste de Bolivia) y alimenta regiones del norte de Chile, sin compensaciones financieras.

"Si Chile pretende continuar con el uso del flujo mejorado por las canalizaciones en las aguas del Silala, debe negociar con Bolivia, y no hacerlo de forma arbitraria y unilateral", afirmó el embajador boliviano en los Países Bajo y agente ante la CIJ, Roberto Calzadilla, según un mensaje difundido por la televisión estatal boliviana en La Paz.

Por su parte, Chile sostiene que ese río fronterizo es un territorio internacional y estima que tiene derecho a acceder a sus aguas.

"La noción de curso artificial y de soberanía exclusiva no tiene su lugar en el derecho de aguas internacionales", alegó Fuentes.

El caso ante La Haya se remonta a 2016, cuando Chile presentó sorpresivamente una demanda en medio de otro diferendo entre ambos países en la CIJ en el que La Paz pidió obligar a Santiago a negociar una salida soberana al mar.

En un toma y daca legal, Bolivia presentó en 2018 sus argumentos y contrademandó a su vecino alegando que una parte importante del flujo de agua que corre hacia Chile es de carácter artificial y que debe pagar por su uso.

- Decisión vinculante y definitiva -

Los alegatos comenzaron el viernes por la tarde y concluyen el 14 de abril. El lunes será el turno de los argumentos de Bolivia. La CIJ no tiene un plazo definido para entregar su fallo final, que puede tomar años, es vinculante y no admite ningún recurso.

El expresidente boliviano Evo Morales había tratado anteriormente de usar la disputa sobre el río como moneda de cambio en su lucha para conseguir acceso al océano, que su país perdió en la guerra del Pacífico contra Chile a finales del siglo XIX.

La corte de La Haya rechazó en 2018 los argumentos de La Paz y argumentó que Chile no estaba "legalmente obligado a negociar" una salida al mar con Bolivia.

Morales amenazó con reducir el flujo de agua del Silala hacia el desierto chileno de Atacama y con imponer tarifas para su uso.

Chile y Bolivia llevan décadas enfrentadas por demandas sobre el estatus de aguas fluviales y marítimas. Sus relaciones diplomáticas están rotas desde 1978, cuando fracasó el último intento de negociar un acceso al Pacífico para Bolivia.

"El caso Silala, por más pequeño que pueda ser el río, ofrece a la Corte una ocasión viable de confirmar ciertos principios fundamentales del derecho internacional para los recursos de agua dulce compartidos", estimó este viernes Ximena Fuentes.

"La cuestión puede ser considerada como importante en el contexto de cambio climático y de la escasez del agua", agregó Fuentes.

"En periodo es creciente escasez de agua dulce, los países están llamados a cooperar para la gestión de los recursos de agua compartidos", continuó.

El Silala tiene una extensión de 10 km, seis de los cuales cruzan a territorio chileno.

El 37% del agua del Silala, Chile la destina a abastecer la ciudad de Antofagasta y el resto lo usa en la minería del cobre, metal del que es el principal productor mundial.

El proceso tiene lugar luego de que Chile aceptara el pago del 50% del uso de las aguas en un preacuerdo alcanzando con Bolivia en mayo de 2009.

Pero Bolivia planteó dos años después que el pago fuera desde la concesión de las aguas a Chile a principios del siglo XX, estableciendo una deuda histórica que Santiago no aceptó.

En declaraciones desde Santiago a través de un comunicado, la canciller chilena Antonia Urrejola indicó que para su país se trata de "un proceso que ya viene de larga data y esperamos que se resuelva prontamente, porque no queremos centrar nuestras relaciones con Bolivia en el caso ante La Haya".

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