Tormentas solares pueden paralizar la alta tecnología de la Tierra

Las tormentas solares son las responsables de un fenómeno celeste que quizá se pueda considerar el espectáculo de luces más fascinante del que se puede disfrutar a simple vista desde la Tierra: las auroras polares. 

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HANDOUT - Erupción solar, en una imagen captada por la sonda "Solar Orbiter". Foto: Solar Orbiter/EUI Team/ESA & NASA/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial y mencionando el crédito completo
HANDOUT - Erupción solar, en una imagen captada por la sonda "Solar Orbiter". Foto: Solar Orbiter/EUI Team/ESA & NASA/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial y mencionando el crédito completo

Las tormentas solares son las responsables de un fenómeno celeste que quizá se pueda considerar el espectáculo de luces más fascinante del que se puede disfrutar a simple vista desde la Tierra: las auroras polares. 

Al mismo tiempo, también representan un riesgo para las redes eléctricas y de comunicación del planeta. No suponen ningún peligro para la Tierra, pero sí para los humanos en un mundo cada vez más tecnificado. 

Durante una tormenta solar, el Sol libera partículas de alta energía y una enorme nube de plasma que salen despedidas hacia los planetas y pueden perturbar masivamente las infraestructuras de la Tierra y sus alrededores. 

Estas consecuencias de la llamada meteorología espacial fueron experimentadas recientemente por la empresa espacial estadounidense SpaceX, que perdió alrededor de 40 de sus satélites como consecuencia de una tormenta solar.

Las tormentas solares se producen durante erupciones en la superficie de la estrella. En los próximos años, es probable que estas vuelvan a tener lugar con mayor frecuencia: a finales de 2019, el Sol comenzó un nuevo ciclo con una actividad solar mínima que irá aumentando en el transcurso de su ciclo natural de aproximadamente once años. 

Se espera que la actividad máxima se produzca entre 2024 y 2026. Las violentas erupciones de partículas y radiación en las fases de alta actividad pueden tener consecuencias cada vez más graves en un planeta altamente tecnificado e interconectado como la Tierra.

Según la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), las erupciones electromagnéticas lanzan al espacio miles de millones de toneladas de partículas de alta energía y plasma que, en muy poco tiempo, pueden precipitarse sobre la Tierra, que se encuentra a 150 millones de kilómetros.

En realidad, la Tierra está protegida por su campo magnético y su atmósfera, pero estas tormentas pueden causar daños masivos en satélites y paralizar redes eléctricas o sistemas de comunicación.

"Es posible que en cualquier momento se produzca una tormenta solar muy extrema, y esta puede tener consecuencias de gran alcance", afirma Melanie Heil, coordinadora de la misión de meteorología espacial en la delegación de ESA en la ciudad alemana de Darmstadt.

Desde este centro equipado con la sala de control de satélites, los científicos europeos realizan sus observaciones de las tormentas solares. Según Heil, no es "superprobable" que todos los satélites se averíen, pero algunos podrían verse afectados. 

Para proteger las redes eléctricas de la Tierra, prosigue la experta, se necesita un tiempo de preaviso. Heil explica que una reducción de las capacidades de los generadores y transformadores podría ser suficiente para protegerlas de los daños. 

Sin embargo, acota, también puede haber actividades extremas que serían bastante difíciles de predecir: "Los últimos cálculos dicen que existe un diez por ciento de probabilidad de que se produzca un acontecimiento meteorológico espacial extremo en los próximos diez años".

El tiempo de alerta previa en este caso sería muy corto, ya que las partículas solares se mueven a través de la inmensidad del sistema solar a una velocidad vertiginosa. "Si no estuviéramos en condiciones de observar algo así, seríamos altamente vulnerables", asevera Heil, y añade que ya hay ciertos puntos de observación que proporcionan datos. Sin embargo, puntualiza la científica, aún queda mucho trabajo por hacer para ampliar las capacidades y conseguir predicciones más fiables.

Con la sonda "Vigil", la ESA espera poder observar mucho mejor las tormentas solares. "Debido a su ubicación en el espacio, la misión Vigil podrá monitorear de cerca aquellas actividades solares que sean potencialmente peligrosas", explicó recientemente el jefe de la misión, Giuseppe Mandorlo. 

Según Heil, la misión se lanzará en 2027 y, a diferencia de las anteriores posibilidades de observación, el satélite centinela podrá observar el Sol desde un lado que le permite tener una visión privilegiada de la actividad solar.

La magnitud de los daños sufridos por la empresa espacial privada del multimillonario Elon Musk sorprendió a ESA. "En realidad no fue una tormenta solar especialmente fuerte, por lo que no se envió ninguna advertencia oficial", señala Heil. 

Los satélites de SpaceX estaban en el sitio equivocado en el momento equivocado. Heil explica que la tormenta comprimió tanto la atmósfera que los satélites, lanzados a la parte baja de la órbita terrestre a unos 200 kilómetros de altura, no pudieron alcanzar por sus propios medios su destino final de 500 kilómetros y se irán incendiando uno tras otro al volver a ingresar a la atmósfera terrestre. 

Con el sistema Starlink, SpaceX quiere establecer conexiones rápidas a Internet directamente a través de sus propios satélites. Según la agencia espacial estadounidense NASA, SpaceX está haciendo un "buen trabajo" con Starlink. 

La agencia informó que, tanto la NASA como la agencia meteorológica estadounidense NOAA, están trabajando actualmente con SpaceX para mejorar aún más las operaciones de Starlink. Además, añadió que está realizando investigaciones para comprender mejor los fenómenos meteorológicos en el espacio. 

Todavía no está claro cuán extremo será finalmente el ciclo solar que ha comenzado. En 2020, los expertos del Panel de Predicción del Ciclo Solar (SCPP), grupo copatrocinado por la NASA y la NOAA, estimaron un máximo bastante moderado, similar al del ciclo anterior. 

Sin embargo, un equipo dirigido por el astrofísico escocés Scott McIntosh, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) con sede en la ciudad de Boulder (Colorado), contradijo esta predicción. Los investigadores consideran más probable que se produzca un máximo de alta intensidad con muchas tormentas solares. Queda por ver qué pronóstico es el correcto.

dpa

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