Desechos de pescado alimentan a pulpos en granja en México, en medio de preocupación por cautiverio

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Por Cassandra Garrison y Lorenzo Hernandez

SISAL, México, 18 mar (Reuters) - Cuando el biólogo mexicano Carlos Rosas sumerge la mano en el agua de un gran tanque abierto y la saca a la superficie, tiene en la palma un diminuto pulpo morado bebé, no más grande que una pelota de tenis. El animal se retuerce antes de deslizarse de nuevo hacia el depósito, el único hogar que ha conocido.

Este pulpo, junto con otros 250, vive en cautiverio como parte de un proyecto comunitario en Sisal, una comunidad pesquera en la Península de Yucatán en el sureste de México, que comenzó hace 15 años como un colectivo de mujeres.

Con la orientación de Rosas, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la pequeña granja desarrolló un alimento patentado para esos cefalópodos sumamente inteligentes. La instalación se expandió y ahora emplea a pescadores mayores y sus esposas, que pueden recuperar dinero en tierra cuando el trabajo en el mar se vuelve demasiado agotador.

Los pulpos son notoriamente difíciles de criar en cautiverio, pero el aumento de las temperaturas del océano por el cambio climático y la sobrepesca en algunas partes del mundo están reduciendo la población en la naturaleza. Mientras tanto, el alza de los ingresos disponibles y de la preferencia por la cocina internacional están convirtiendo al pulpo en un ingrediente popular en tapas, ceviches y sopas.

Sin embargo, científicos y activistas han planteado cuestiones éticas sobre la cría de esos moluscos. El año pasado, los investigadores concluyeron que son seres sintientes, capaces de experimentar angustia y felicidad, y que la llamada cría de alto bienestar sería imposible.

Después de muchas pruebas y errores, el equipo de Rosas tuvo éxito con un alimento hecho con desechos de pescado, como cabezas, que de otro modo serían arrojados de vuelta al mar.

Mezclan los restos en una máquina, creando una sustancia similar a una pasta que luego se forma en bolitas. Al pulpo parece gustarle. Es un ganar-ganar, afirmó Rosas. Los pescadores ganan dinero extra vendiendo sus desechos y la granja obtiene lo que necesita para alimentar al molusco.

"Ahí vamos a hacer de la industria pesquera una industria más eficiente, al mismo tiempo que mejoramos la producción de pulpo", señaló el profesor universitario.

ECONOMÍA CIRCULAR

La fórmula ha atraído la atención internacional. La empresa española Nueva Pescanova, que planea abrir la primera granja comercial de pulpo del mundo el próximo año, quiere probar el alimento e incluso enviar sus propios desechos de pescado a Sisal para el proceso, dijo Rosas.

Nueva Pescanova, en un comunicado compartido con Reuters, detalló que se está desarrollando un alimento para pulpo de cultivo basado en el modelo de la UNAM, que calificó como "una solución de economía circular".

La comida y las condiciones adecuadas para el pulpo en cautiverio también son difíciles de descifrar. En la naturaleza, solo comen alimentos vivos, explicó Sarah McAnulty, bióloga de cefalópodos, sita en Estados Unidos. Como criaturas carnívoras, se sabe que se canibalizan entre sí, o incluso se comen sus propios tentáculos, bajo el estrés en cautiverio.

"Son animales solitarios", dijo McAnulty. "Cuando quieres que un animal sea criado para el cultivo, quieres muchos de ellos en un lugar relativamente pequeño, por lo que realmente no puedes mantenerlos felices juntos".

UN GIRO PELIGROSO

Existe una presión para impulsar la cría comercial a medida que crece la demanda mundial y se espera que el mercado alcance las 688,382 toneladas para 2025, según Renub Research. Eso es un aumento de casi el 64% en comparación con las 420,000 toneladas producidas en 2018, según muestran los datos de la Asociación de Pesca Sostenible.

A los ojos de Rosas, eso convierte a México, que ya es uno de los principales productores mundiales, en un lugar privilegiado para desarrollar la acuicultura del pulpo. Una industria de cría comercial exitosa podría aliviar la presión sobre la población silvestre, agregó, incluido el pulpo maya, nativo de Yucatán.

La rama mexicana de Oceana, un grupo conservacionista, lo ve diferente. En lugar de centrarse en la cría de pulpos, se deben hacer más esfuerzos para preservar las pesquerías del país mediante una mejor regulación de los permisos de pesca, dijo la vicepresidenta Renata Terrazas.

Actualmente, Oceana está trabajando para crear un marco legal que obligue a las autoridades mexicanas a reconstruir las pesquerías que están agotadas, pero hay poca información sobre las evaluaciones de las poblaciones, particularmente de pulpo, lo que dificulta conocer el estado de esas áreas.

"Si tu apuesta por mantener los productos del mar en un país es la acuicultura, básicamente lo que está diciendo es: No quiero hacer nada con los océanos y no me importa si los estamos consumiendo", dijo Terrazas.

"Ese giro es muy peligroso", agregó.

Rosas reconoció que se necesitan más estudios para asegurar el bienestar del pulpo de cultivo. Para la finca en Yucatán, sin embargo, hay otros factores en juego.

"Pensamos que también tenemos que pensar en el bienestar de nuestra población (...) los pescadores en retiro que experimentan condiciones de pobreza y para quienes el cultivo representa una alternativa para mejorar sus condiciones económicas", argumentó.

(Reporte Cassandra Garrison en Ciudad de México y Lorenzo Hernández en Sisal; Editado por Lisa Shumaker; Traducido por Raúl Cortés Fernández)

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